No refund - Sin devolución

in hive.argentina4 years ago

sin devolución.png

In various circumstances, buying something can be quite an odyssey, even more so in this time of confinement where many of us had to get used to buying online just by looking at photos and reading opinions that more than once seem false to us and with the hidden intention of encouraging our desire. and make doubts disappear. With this I say that in our thought and imagination sometimes we believe that they do not show the reality of what we are acquiring. It happens in person and is amplified by that impersonal, cold and blurry screen of our computer.

Never, not even in my worst nightmares, would it have occurred to me to buy a garment without trying it on, just to give an example, but when the need is pressing and the shops do not serve the public but only for electronic sales, there is no other possibility but to close eyes and buy or wait, not knowing how long.

The most unpleasant thing in a purchase and sale transaction is to observe a sign (or a clause on the invoice) that says "refunds are not accepted." Well there are some circumstances where that is even a hygiene rule. I remember reading one of those signs where it said: "Returns of undergarments are not accepted, you know why." It was funny, why deny. But this pandemic and the retraction in sales have benefited buyers and a few days ago I saw something unexpected: a multinational firm dedicated to the manufacture of mattresses and bed bases offers a 45-day trial and if you are not satisfied you can return it . If this possibility continues, I doubt that I can ever buy a product from that company, unless they assure me that no one else used it and then returned it.

However, I admit that I am exaggerating a bit, for quite some time, when the Amazon era began, everything changed, I do not know if for better or for worse, that will be seen in a few years, but the truth is that the way of marketing of many products and services has undergone an unprecedented transformation.

Very different from the time when I got married, far, far away, 1979. At that time the Internet did not even exist, not at least widely disseminated as now, although there were military-level tests and trials in the main countries of the world.

And why did I bring up my marriage?

It is easy to answer, I was also a victim of restrictions in what became a commercial exchange between my parents and my then future wife. When we went to see them inform them that we had decided to get married, my father took a pen and a notebook sheet and wrote a kind of contract where he clearly explained that he would not accept return, the "merchandise" was delivered in the state in which it was found and under no circumstances would it be accepted back.

Of course it was a joke, but with my father you never knew well, he was always serious. It was his exterior, his mask, inside I loved my future wife, it was the daughter he never had because we were only born boys, three for more information.

Some months ago looking for I no longer remember what, my wife found the note, yellowish with the passage of the years, there I recognized the signature of my father, clearly stamped under his funny terms of transfer of rights over me. Years ago my father passed away, it was a nice way to remember him.

But the contract worked, for some unknown reason and despite some difficulties we went through, I was never returned and they had me until now and it seems that we will continue together for as long as our lives last.

The transaction had no expiration date.

separador1.gif

En diversas circunstancias comprar algo puede ser toda una odisea, más aun en esta época de confinamiento donde muchos tuvimos que acostumbrarnos a adquirir por Internet solo viendo fotografías y leyendo opiniones que más de una vez nos parecen falsas y con la oculta intención de incentivar nuestro deseo y hacer desaparecer las dudas. Con esto digo que en nuestro pensamiento e imaginación en ocasiones creemos que no muestran la realidad de lo que estamos adquiriendo. Ocurre en persona y se amplifica por esa impersonal, fría y borrosa pantalla de nuestra computadora.

Jamás, ni en mis peores pesadillas, se me hubiera ocurrido comprar una prenda de vestir sin probarla, solo por poner un ejemplo, pero cuando la necesidad acucia y los comercios no atienden al público sino solo por venta electrónica, no queda otra posibilidad que cerrar los ojos y comprar o esperar, sin saber hasta cuándo.

Lo más antipático en una transacción de compra y venta es observar un cartel (o una cláusula en la factura) que diga “no se aceptan devoluciones”. Bueno hay algunas circunstancias donde eso es hasta una norma de higiene. Recuerdo haber leído uno de esos carteles donde rezaba: “no se aceptan devoluciones de prendas interiores, Ud. sabe por qué”. Fue gracioso, para que negar. Pero esto de la pandemia y la retracción en las ventas ha beneficiado a los compradores y hace pocos días vi algo impensado: una firma multinacional dedicada a la fabricación de colchones y somieres ofrece una prueba de 45 días y si uno no está satisfecho lo puede devolver. Si esta posibilidad continua vigente, dudo en que pueda comprar alguna vez un producto de esa empresa, a menos que me aseguren que nadie más lo utilizó y luego lo devolvió.

Sin embargo reconozco estar exagerando un poco, desde hace bastante tiempo, cuando comenzó la era de Amazon todo cambió, no sé si para bien o para mal, eso se verá dentro de algunos años, pero lo cierto es que la forma de comercialización de muchos productos y servicios ha experimentado una transformación sin precedentes.

Muy distinto a la época en que yo me casé, allá en el lejano, muy lejano, 1979. Por aquel entonces no existía siquiera la Internet, no al menos difundida en forma masiva como ahora aunque si había pruebas y ensayos a nivel militar en los principales países del mundo.

¿ y por qué traje a colación mi matrimonio?

Es sencillo de responder, yo también fui víctima de restricciones en lo que se convirtió en un intercambio comercial entre mis padres y mi por entonces futura esposa. Cuando fuimos a verlos para comunicarles que habíamos decidido casarnos, mi padre tomó una lapicera y una hoja de cuaderno y escribió una especie de contrato donde claramente dejaba explicado que no aceptaría devolución, se entregaba la “mercadería” en el estado en que se encontraba y bajo ningún concepto se aceptaría de vuelta.

Por supuesto era una broma, pero con mi padre nunca se sabía bien, siempre estaba serio. Era su exterior, su máscara, por dentro amaba a mi futura esposa, era la hija que nunca tuvo porque solo nacimos varones, tres para más datos.

Hace algunos meses buscando ya no recuerdo que cosa, mi esposa encontró la nota, amarillenta por el paso de los años, allí reconocí la firma de mi progenitor, estampada claramente debajo de sus graciosos términos de cesión de derechos sobre mi persona. Hace años que mi padre falleció, fue una grata forma de recordarlo.

Pero el contrato funcionó, por alguna causa desconocida y pese a que algunas dificultades pasamos, jamás fui devuelto y me tuvieron hasta ahora y por lo que parece seguiremos juntos mientras duren nuestras vidas.

La transacción no tenía fecha de vencimiento.


Héctor Gugliermo
@hosgug

Sort:  

Simpático el asunto de tu matrimonio, ya no hay devolución, los matrimonios de años atrás no necesitaban de esto, pero ahora, te imaginas que le digan esto a una pareja próxima a casarse, pienso que lo pensarían dos veces .En relación a las compras por internet, ahora no podemos hacer más, pero pienso que no siempre el catálogo corresponde a tu pedido.

Hola @lupega, hoy en día se firman acuerdos pre matrimoniales, es la última tendencia.
Saludos.