UN DÍA PARA RECORDAR
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Hola, amigxs.
Espero que estén teniendo un excelente día. viernes, el día que muchos están esperando. Por mi parte ha sido un día agradable y me alegra que haya llegado porque ha sido una semana un poco movida en cuanto a mi familia, ya que pudimos realizarle a mi madre una cirugía que teníamos mucho tiempo intentando hacer y que requirió de un esfuerzo enorme de parte de todxs.
El pasado fin de semana tuve la opotunidad de hacer un viaje en velero, es un viaje que había planeado desde hace meses, pero que por la cuarentena, se iba posponiendo constantemente. Por un momento incluso pensé que nunca sucedería, hasta que recibí un mensaje el pasado viernes preguntándome que si tenía disponibilidad para realizar el paseo el velero el día siguiente, obviamente dije que sí y no pudieron haber elegido mejor día porque el Sol estaba hermoso ese día y además el frío no estaba tan intenso como suele estar por estas épocas del año.
No sabía qué ponerme, por una parte es evidente que para un viaje en velero lo más impotante es estar cómodo, pero tampoco quería ir como un mamarracho. Al final me di cuenta que debí relajarme un poco más y probablemente ir con algún atuendo más deportivo, pero ya sé para la próxima vez, que es lo impotante. Sí, sin duda habrá una próxima vez.
Fui en taxi con mi roommate porque el lugar estaba cerca y apenas nos costó unos 200 pesos.
Una vez que llegamos al punto de encuentro ahí nos estaba esperando el señor Ramón, un hombre bastante amable que además me contaba que le gustaba mucho Venezuela, ya que tuvo la oportunidad de vivir en Puerto La Cruz, además de que pudo conocer Margarita. Yo no me daba cuenta en Venezuela, pero desde que estoy acá en Argentina, son muchxs los argentinxs que me han comentado que viajaron a la Isla de Margarita.
Nos montamos en el velero y ya el viaje estaba por comenzar. No tenía idea de lo que vería más adelante porque lo primero que tienes a la vista es un montón de veleros.
Al lado de nosotros estaba una pareja de venezolanos muy agradables, de Caracas. En el camino nos contaron que tenía dos hijas y que estaban acá en Argentina con ellos. Se veía bastante felices, yo pensaba en la suerte que tenían de estar juntos con familia.
A medida que avanzábamos, se tenía una vista más amplia y era imposible no perder el aliento.Es lo más cercano que he estado de sentirme en el mar, que obviamente no es mar, es río, pero creo que se entiende el punto.
Vi cosas que nunca había visto, como por ejemplo esta especie de lancha-taxi, que tenía otros botes más pequeños que iban atrás y todos conectados a través de cuerdas. Se veía bastante lindo.
Cuando dimos la vuelta para volver, teníamos el Sol de frente, y aunque la vista se hizo complicada, sabía que saldría alguna foto linda, así que a pesar de no ver al 100% por un momento, igual saqué algunas fotos.
Estando ahí sintiendo la brisa y los rayos del Sol, me di cuenta lo mucho que necesitaba desconectar un poco del cáos de la vida de adultos. Me vinieron muy bien ese par de horas de olvidarme de todo.
Pasadas dos horas, ya era aproximadamente las 17:00 y el viaje había terminado. No quería que terminara, pero así es la vida, nada es permanente, y lo que importa es disfrutar el momento, que es lo único que realmente tenemos. Aunque siempre hay momentos, como este, que te dejan algo lindo para recordar. Yo espero volver pronto.
Caminamos un poco por los alrededores porque la zona era bastante linda y además nos sentíamos muy seguros. Fuimos a un Supermercado que vimos cerca a comprar algunas cosas que necesitábamos y nos comimos un chocolate sentados en un banquito mientras hacíamos tiempo para pedir el taxi que nos llevara de vuelta a casa.
La vida es un momento, y aunque no siempre es fácil, hay que intentar vivir cada momento y sentirlo, sea bueno o malo, nada es permanente.
Espero que tengan un excelente fin de semana. Luego vuelvo con más recetas, por hoy les quería comentar un poco sobre esta gran experiencia que tuve recientemente. Un día para recordar.
Hasta la próxima,
ANDY.