Las manos de la madre
Los latidos del corazón de la madre traspasan la tela floreada, pero también martillean la sien que vibra y se engorda de sangre. Cachita llora, bajo cualquier pronóstico, aunque en el fondo supiera el desenlace, aunque ella mil veces se lo hubiese advertido, aún le quedan lágrimas para llorar al último hijo.
Tuvo tres. Varones todos. Desde pequeños agarraron calle. Cachita llegaba del trabajo y salía a buscarlos. A veces los encerraba, pero ellos siempre encontraban la forma de salir. Después crecieron y ya fue imposible agarrar las riendas. Los vecinos le comentaban de los malos pasos, pero ella se negaba a creerlo. ¿Qué madre cree que su hijo es malo?
Y ahora está allí, sobre el asfalto caliente, mirándose las manos. Manos callosas de madre que trabajó para sacar adelante a sus hijos que ya no tiene. Se mira las manos como si le dijera a Dios: "¿Cómo juntar mis manos ahora para rezarte, si antes las unía porque dentro de ellas estaba lo que más quería? En cambio ahora, la vida me las ha dejado vacías".
La vida quita, es cierto pero también otorga y aunque cada persona es un mundo, donde ni todo es completamente negro ni tampoco completamente blanco. Quizás por eso, para evitar estos finales, está lo que antes se llamaba una buena educación. Ahora no sé cómo la llaman, si es que existe y no le pasó lo mismo que al mito de la Verdad y la Mentira. Pero llegados a este caso, eso tampoco es consuelo para el dolor de una madre. Abrazos
En mi país hay muchas madres que se han quedado con las manos vacías, como si la vida se ensañara con ellas quitándoles la felicidad de raíz. Te abrazo
Hola, amiga. Tiempo sin visitar tus letras. Saludos.
Saludos también para ti!!
Difícil comprender para los que no viven en estas tierras, casi de nadie, esta realidad terrible que tu relato presenta con un realismo paralizante, análogo al estado que siente Cachita ante la pérdida sin reparo de sus hijos. Saludos, @nancybriti.
Cada día más este país se convierte en un país de madres "huérfanas", solas! Abrazos para ti
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Y muy realista, lástima! Saludos