Hola cómo están? Aquí les traigo mi participación en el concurso navideño: Risueña Navidad, donde debemos contar una anécdota divertida o no tanto, que nos haya pasado en estas fechas tan ansiadas y queridas por todos.
Lo que les voy a contar sucedió durante el día 31 de diciembre de 2020. Como les he comentado antes en publicaciones anteriores, tengo un emprendimiento, del cual al comienzo de la pandemia, en marzo del año pasado, lo tuve que suspender, pero unos meses después volví a retomarlo con los permisos y protocolos correspondientes.
Como no había ferias y eventos, nos la tuvimos que arreglar para conseguir clientes y aumentar las ventas, así que no discriminamos a ninguno y trabajábamos (y aún lo hacemos), lo más rápido posible para poder cumplir con las entregas de pedidos.
Sucedió el 31 de diciembre que teníamos varios pedidos que entregar que no pudieron entregarse antes, así que como era día hábil, me tocó hacer una entrega después del mediodía, lo malo que yo ya me encontraba en mi pueblo, donde vivo con mi familia, así que tuve que tomar el colectivo hasta la otra ciudad para ir a casa de @andywillian, buscar el pedido y entregarlo.
Hasta allí, todo bien porque después de entregarlo, volvía a mi casa temprano para poder celebrar, pero una vez cumplida la entrega, me dirigí junto a @andywillian (había hecho otra entrega en otro punto de la ciudad y coincidimos ya terminando todo) hacía la terminal de colectivos, para yo poder volverme a mi casa.
De las tres empresas que van hacia Río Ceballos, dos ya habían cortado su frecuencia y a la otra le quedaban entre dos o tres. Le dije a @andywillian que se volviera (él se tomaba otro hacia su barrio), que yo ya subía al colectivo, que no era necesario que se quedara hasta que subiera.
La terminal estaba atestada de gente, pero hice fila, cuando llegó mi colectivo, y ya me acercaba a subir, el chofer me dijo que ya no podía subir más nadie. (No dejaban que viaje gente parada en ese momento por el protocolo, pero ya unos meses después volvió todo a la normalidad y los colectivos van llenísimos de gente).
Así que me quedé como primera en la fila para tomar el próximo colectivo. El cual vino pero me dejaba a un pueblo antes llamado Unquillo, preferí tomar ese y no esperar al otro, porque capaz me quedaba sin subir, ya en ese pueblo, podría tomar uno con menos gente.
Llegué a la ciudad de Unquillo para esperar el colectivo que supuestamente vendría después, pero al final no vino nunca y ya estaba oscureciendo.
Finalmente, mi hermano tuvo que venir en moto a buscarme. No quería hacerlo venir porque es algo alejado pero fue la última opción que había.
Llegué justó para la cena. Y decidí no volver a entregar pedidos en una fecha tan clave, por más que me quieran pagar el doble o el triple, lo hice en ese momento porque la plata me hacía falta. Este año, sin embargo, trabajé muchísimo, y lo sigo haciendo para poder evitar esta clase de inconveniente.
Aquí les dejo el link donde pueden participar: Concurso
Banner editado en Google Drive y Corel con imagen de Pixabay: Fuente
Banner editado en Corel con imágenes tomadas de Pixabay:
Fuente 1 Fuente 2
Mami mis emociones fueron creciendo, mi corazón latió fuerte al leer que no te dejaron subir al colectivo y quedaste de primera en la fila, me siento mal ok sigo leyendo... ¡qué susto! Bueno recordé desbastar material para colocar en gorras y franelas. Vender pan de jamón luego de fin de año ja,ja,ja. Son experiencias que nos van enseñando y luego dan mucha risa, en el momento provoca decir: "trágame tierra"
Casi y cantas faltan 5 pa´ las doce, gracias a Dios pudiste llegar para la cena, imagino todo lo que pasaría por tu mente durante esos minutos que se hacen horas cuando estas esperando y más cuando es algo que nos ocupa y preocupa, buena decisión de no volver a tomar pedido para fechas importante. Bendiciones🙏🏻🤗🌹 Feliz tiempo de adviento.
Gracias por compartir tu anécdota. Tu hermano fue el gran héroe, todo salió bien. Un gusto saludarte.