Relato: Escape del Palacio Topkapi

in Literatos3 years ago
Palacio de Topkapi, Imperio Otomano. 1631.

Con lámpara en mano, Mihrimah miró para ambos lados en uno de los pasillos del palacio. Impaciente esperó, pues, a que las personas que había citado en ese punto llegaran.

Se imaginó por un momento muchas de las cosas que haría al poner finalmente un pie fuera del palacio; siempre había querido viajar a otras partes del mundo, quizás a Londres, o a París, o a Venecia. O quizás a explorar más allá de los mares de Europa. Siempre quiso casarse y tener una familia; estar rodeada del amor y el cariño de los hijos, lejos de las convenciones de la sociedad vampírica, sin importarle que fueran híbridos o vampiros.

Siempre quiso muchas cosas, pero las posibilidades de hacerlas se reducían al estar atrapada en el Palacio de Topkapi como una "concubina" más. Por esa razón esperó durante cinco años una oportunidad, una espera que valió la pena, pues el chance apareció bajo la forma de Magni Ragnarsson, el joven vamphum escandinavo que se había infiltrado en el palacio para buscar a la hermana de su amigo, un veneciano de nombre Rafaello D'Argento.

Al encontrarla con su ayuda, los tres acordaron encontrarse en aquél punto donde, según un informante, se encontraba un pasadizo secreto. La información, por supuesto, había sido comprobada por el propio Magni, así que no tendrían problemas al momento de marcharse.

"¡Mihrimah!", escuchó que la llamaran.

Volviéndose hacia Magni y Aurora, les saludó. "Creí que no llegarían", les dijo.

"Debemos apresurarnos. Una de las concubinas vio a Aurora marcharse", interpeló Magni con premura. "¡Vengan!"

Dicho esto, Magni se acercó a la pared y apretó una de las piedras; ésta se abrió, y en ella entraron los tres, con Magni cerrándola tras ellos.

Durante varios minutos, los tres recorriendo el pasillo que los conducía hacia las afueras del palacio. Aprovechando la distracción de los guardias, los tres corrieron; Mihrimah miró hacia atrás de vez en vez, vigilando que nadie les siguiera. Llegaron entonces hacia una parte del bosque, a pocos metros de la orilla. Magni agitó su antorcha varias veces en forma de señal. Ésta le fue correspondida, apareciendo enseguida dos hombres.

Aurora reconoció a uno de ellos con lágrimas en los ojos. Era Rafaello, su querido hermano.

Mientras ambos hermanos se abrazaban, Magni introdujo a Mihrimah con su hermano mayor, Hvitserk, quien era un capitán pirata. Mientras se dirigían hacia el bote, Hvitserk le preguntó a Mihrimah por su historia.

"Hui de mi familia, los Báthory, luego de evitar la muerte de mi nordekai", explicó. "Él era un soldado y desconocía que yo soy una vampiresa. Dejé que fuera feliz con alguien más, pues creo que merecía una vida plena sin ser perseguido. En cuanto a mí, mi propia familia me persiguió hasta Hungría, en donde me mezclé con las mujeres raptadas para el palacio. Fue difícil sobrevivir cinco años en ese lugar; tenía qué cuidarme de que nadie me viera beber sangre de vez en vez, así como de despertar la envidia de algunas sultanas que han tenido hijos con el gobernante. Ahora que me estoy yendo con ustedes, estoy pensando en marcharme a algún lugar en donde nadie me pueda encontrar".

"América será un buen escondite, en especial las Antillas", dijo Hvitserk. "Tengo unos amigos que podrán ayudarte".

Mihrimah asintió la cabeza, agradecida, mientras se subía al bote. Magni, por su parte, se volvió hacia su hermano y le preguntó: "¿No sería posible que la aceptes en tu tripulación o que se pueda encargar del negocio de la vieja Sinclair? Ella es lista, inteligente, y sabe llevar las cuentas".

Hvitserk miró a su hermano por un momento; quizás Magni se esforzaba por no demostrarlo, pero era evidente que se había enamorado de la vampiresa. Sonriente ante aquella idea, le respondió: "Veré qué puedo hacer, Romeo".

Magni se sonrojó.



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