La comodidad y el ajetreo diario muchas veces nos hacen adquirir en los supermercados alimentos de rápida cocción, que incluso se puedan procesar rápidamente en un horno microondas, y que nos permita saciar el hambre y continuar con nuestras actividades. Sin embargo, a veces olvidamos o no evaluamos los daños que puedan generar en nuestro organismo, estando entre ellos, la obesidad.
Imagen de Dominio Público- Pixabay
Generalmente cuando mencionamos la palabra procesado, nos imaginamos patatas fritas, pizzas, carnes o sopas congeladas, que generalmente son ricas en azucares, lípidos o grasas y sal, lo que causa severas consecuencias. Sin embargo, a parte de los daños en el sistema cardiovascular, la ciencia ha buscado determinar con precisión si existe algún otro elemento en ellos que pueda hacernos daño.
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Definamos un alimento procesado
Generalmente un alimento procesado es aquel que se manipula a nivel industrial mediante la incorporación de ingredientes y aditivos químicos, que disminuyen los nutrientes del alimento original. Algunos de ellos, según los científicos son las bebidas gaseosas, galletas, nuggets de pollo, cereales, barras energéticas y algunos yogures.
La Investigación
El estudio fue realizado por los investigadores adscritos a los Institutos Nacionales de la Salud en los Estados Unidos (NIH): Durante el desarrollo del mismo trabajaron con 20 participantes quienes fueron internados en una clínica para acometer los registros y controlar la investigación. A estos se les permitió ingerir las cantidades deseadas.
Entre los resultados arrojados se encuentra que, los sujetos ingirieron 500 calorías adicionales, cuando consumían alimentos procesados, en contraposición a otro tipo de dieta, menos industrializada. Otros Estudio realizado en Francia, plantea que las personas que consumen alimentos procesados tienen una mayor probabilidad de sufrir problemas cardíacos.
El Doctor Hall, investigador del NIH plantea que generalmente estos alimentos son más atractivos porque son más suaves al masticar y tragar, situación contraria a los alimentos no procesados, cuyas fibras sacian mejor el apetito.
Algunos consejos
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Los estudios ya descritos consideran que se deben minimizar al máximo los alimentos procesados e ingerir aquellos más ricos a nivel nutricional, que sacian la sensación de hambre, pues producen una mayor cantidad de la hormona que disminuye las ganas de comer, además de que mastican de una manera más lenta.
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