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No tienes que irte ahora.
Compartir contigo todos los días se convirtió en mi parte favorita, escucharte hablar de tus tiempos con ese tono de voz que utilizamos cuando extrañamos mucho algo del pasado, las lecciones que me enseñaste y cuando me ayudabas a hacer mis tareas en primaria. No olvidaría por más que quisiera las incontables veces que me defendiste, apoyaste y mimaste sin importar la circunstancia. Siempre estabas ahí para dar la cara por mí y hacerme sentir querido.
Muchos momentos, muchas historias que tengo en mi memoria para no olvidar jamás. Tus manos cálidas y tus palabras de orgullo hacia mí cuando aprendí a manejar bicicleta, ahora que lo pienso era algo tan insignificante y tu lo veías como un logro, porque así eres tú. Ves el valor y el verdadero significado de las cosas, esas pequeñas que no notamos porque las creemos simples y no lo son. Veías lo más hermoso de un día nublado y lo brillante de la luna en medio de una noche llena de oscuridad.
Me hiciste creer toda mi niñez que yo era el superhéroe de mi historia, podía alcanzarlo todo y no dejar que nada me derrumbe. Uno de tus programas favoritos era el zorro y un día en carnaval me compraste un disfraz que venía con capa, sombrero y espada. Recuerdo que hasta dormía con ese disfraz, gracias por creer en mí y ser siempre mi ángel guardián. Por alcahuetearme cada juguete, cada golosina y salida a correr en la calle con mis amigos.
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Puedes estar toda una vida conmigo y seguiré pensando que es poco, nada es suficiente, no puedo conformarme con tenerte sólo cierto tiempo. Gracias por hacerme creer que yo era el que poseía poderes especiales cuando sólo eras tú el protagonista de mi historia. Sin ti nada sería posible y me llena de nostalgia saber que pronto te irás.
No es tu momento y para mí nunca lo será, abuelo, tu sonrisa y tu carisma serán por siempre mi mayor anhelo de seguir con mi vida y mis sueños. Gracias por enseñarme el verdadero significado de las cosas y a valorar a las personas que tengo a mi alrededor, todas esas salidas contigo y tus inventos, chistes, anécdotas, se quedarán por siempre conmigo. El recuerdo de lo que vivimos será mi impulso en los días que te recuerde más, te amo y tengo fe de que esto no es una despedida.
Agradecido con Hive Blog por permitirme compartir mis relatos