Fuente
El retrato de este coche gratamente atrayente sugiere que nació probablemente a inicios del siglo xx
En el pasado lo llamaron “último modelo”, una atracción por descubrir. Un gigante azul ahora adormecido. Ya perdió su sentido de viaje por el mundo para
quienes nacieron en una vida citadina, en un ambiente campestre. Era de rodar lento, impaciente, pero la verdad es que nada supo detenerlo. El tiempo,
al igual que hace con los humanos, lo saco de este mundo donde vivimos. Poco a poco se fue volviendo rosa sin pistilo y el sol lo fue consumiendo como
un crujiente leño, mientras el viento iba revolviendo la arenisca, como si fuera
el respirar de un monstruo de cuatro patas de antiguos tiempos. Allí quedó el auto bajo el sol canicular como un carapacho fundido entre el polvo del
olvido.
Muy bueno