Taste of Cherry (Película): la perfección minimalista

in #cine4 years ago

Hace algunas semanas, entre Hot Fuzz y Thelma & Louise cuyas reseñas ya publiqué, vi otras películas interesantes y había olvidado subir la reseña de una de ellas que me llamó poderosamente la atentción por varios factores. Se trata de la película iraní Ta'm e guilass traducida al inglés como Taste of cherry y al español como El sabor de las cerezas.

Dirigida y escrita por Abbas Kiarostami, la cinta inicia con el señor Badii recorriendo las calles de Teherán a bordo de su vehículo. Inmediatamente nos damos cuenta de que está buscando algo o a alguien. De manera muy inteligente, la cámara viaja a bordo del auto, como si el espectador fuera el copiloto del protagonista, así que no tardamos en incluirnos en esa búsqueda. Avanzan los minutos y confirmamos que busca a alguien para un trabajo y se nos encienden las alarmas. Un hombre que aparece ofreciendo un trabajo sencillo y bien pagado a diferentes desconocidos nos genera suspicacia porque la vida y las experiencias así nos lo han enseñado, pero ¿qué es lo que busca? ¿y cuál es el trabajo? El primer hombre con quien habla ni siquiera le permite explicarle. El segundo, un joven militar, se alarma cuando se lo cuenta y casi se baja del vehículo en marcha. El trabajo sencillo es este: asistir a un suicida, el propio señor Badii.

La razón que sea que le haya llevado a tomar la decisión de poner término a su vida se nos oculta, pero el protagonista está tan decidido que incluso ha cavado su propia tumba, por lo que el obrero contratado sólo tendrá que acudir a ese lugar y tras confirmar su muerte, cubrir el hoyo con paladas de tierra a cambio de una cuantiosa suma de dinero. Vistos en esa posición, si este hombre se les acercara con esa propuesta ¿lo harían? quizás muchos de ustedes sí y no ven mayor drama en hacer este favor; pero tomemos en cuenta que Irán es un país muy religioso y que en casi todas las prácticas religiosas el suicidio es un pecado grave (y digo casi todas porque no conozco la totalidad de los cultos existentes como para afirmar que alguna lo apruebe, o no). Por eso le cuesta tanto al señor Badii conseguir a alguien dispuesto a hacerlo. Si eventualente lo consigue, o no, si se suicida al final, o no, o antes, si su búsqueda termina, son cosas que no voy a contar (igual que el significado de ese memorable título) para dejarlos picados por el gusanito de la curiosidad, lo suficiente como para que se acerquen a la cinta.

Ahora bien, la película toca varios temas profundos entre los cuales destaca por supuesto el de la muerte por la propia mano, ¿tiene un hombre derecho a acabar con su propia existencia?, y si nosotros podemos ayudarlo de alguna manera a que cumpla su deseo ¿debemos ayudarle? Es inevitable que el espectador se lo pregunte a sí mismo y que luego comience a analizar el dilema moral que implica la situación. Por otro lado, también surge (como en tantos otros casos) el eterno debate sobre si el suicidio es un acto de valor o de cobardía; y creo que toda película que haga que el lector se interpele a sí mismo sobre temas capitales como este, vale la pena. Pero no es sólo la esencia de la película lo que es grandioso, sino los recursos y la técnica que fueron utilizados. La cámara en movimiento, alternada con esos close up sobre el señor Badii a bordo de su vehículo y con tomas amplias de las calles de Teherán, sus paisajes urbanos y rurales, logran crear una atmósfera lenta pero a la vez agobiante, acorde a lo que cuenta la historia.

No sé de cuánto fue el presupuesto para esta cinta pero es obvio que fue poco, comparado con la mayoría de los films, lo que además evidencia una excelente optimización de recursos monetarios, además de narrativos y técnicos. Es una lección de cinematografía, pero también de economía, demostrando que una gran película no necesita tener efectos visuales exagerados o un gran presupuesto, basta con que cuente una historia importante y honesta. En 1997 El sabor de las cerezas ganó la Palma de Oro del festival de Cannes ex-aequo con La anguila de Shohei Imamura. Es una película minimalista de una exquisita perfección. Se cuenta mucho con lo poco y no hace falta nada más. Para mí, es una película de al menos 8/10 y material de revisión obligatoria para los estudiantes de cine, de artes visuales, para los escritores y los lectores que no se conforman con ver una y otra vez las mismas fórmulas proyectadas en la pantalla. Para un cine diferente, profundo, sencillo pero trascendental y una historia reflexiva, revisen esta película.

Sort:  

Excelente tu presentación de este film de Kiarostami, un director del que pude ver algunos filmes (lástima que haya fallecido, teniendo tanto que dar aún), incluido el que bien reseñas. En mi país (Venezuela) siempre se hizo difícil acceder a realizadores independientes, no hollywoodenses, y uno de ellos fue este magnífico y nada complaciente cineasta iraní. Recuerdo sus filmes (que conservo en copia) Y la vida continúa, Five (casi el colmo del minimalismo) y Copia certificada. Saludos, @cristiancaicedo.

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discord

Copia certificada la tengo en mi lista por vere y ahora agregaré esos otros que menciona. Una vez más, gracias por su valoración y por su valios aporte en el mundo de las letras y del cine. Saludos.

Has hecho una reseña excepcional. No conozco la película, pero trataré de ubicarla en youtube, ojalá esté disponible para verla. Muchas gracias por compartir estas joyas cinematográficas. Saludo.s

Gracias por leerme. Si llega a verla, me avisa para ver qué le pareció. Saludos cordiales.

Seguro que te aviso. Sigue escribiendo tan excelentemente bien como lo haces. Un abrazo.