Normalmente, la idea de visitar un Museo suena como algo aburrido, más apropiado para los adultos (y para algunos adultos, además) que para los niños. Es cierto que en la actualidad existen museos interactivos para los pequeños de la casa, pero por lo general se trata de museos de ciencia y tecnología, con juegos, conocimiento y actividades recreativas. Frida, Van Gogh y Da Vinci parecieran ser materia exclusiva de la gente adulta. O al menos así había sido. Hasta ahora.
El Museo Artequín, ubicado en la comuna Quinta Normal de la capital chilena, fue inaugurado en 1993 con la finalidad de crear un proyecto educativo para incentivar a los niños a apreciar el arte y desarrollar su creatividad. Lo primero que destaca del museo es la vistosa fachada que tiene una historia mucho más antigua que Artequín. Ese edificio es conocido como el Pabellón París, una hermosa construcción de hierro y zinc que fue construido con motivo de la Exposición Universal de París en el año ¡1889! Se trata de un edificio de más de ciento treinta años que, a lo largo de su historia, fue expuesto en más de una ocasión y albergó durante varios años el Museo de la Aviación. El Pabellón París fue declarado monumento nacional en 1986 y tiene un valor muy especial dentro de la historia del país.
Pero no por tener más de un siglo de vida, el edificio es aburrido. Todo lo contrario, tiene colores muy llamativos y se siente vivo desde el exterior. A su estructura clásica, se le agrega el decorado interior, muy moderno, que para hacer más comprensible y aprehensible el arte a los más pequeños, ha dispuesto reproducciones de grandes artistas de la historia universal, con un enfoque diferente y fresco, como por ejemplo relacionar los autorretratos con las selfies.
Pero el lugar no es sólo una exposición. Es además un centro educativo en el que dictan talleres para los niños (algunos también para adultos), dictan cursos de pintura, dan lecturas, realizan conversatorios sobre temas de interés... en fin, que es un lugar con vida y diversión en el que toda la familia puede acercarse al arte de los más grandes exponentes de nuestra historia y aunque se centra en la pintura, también hay espacio para la pintura y la fotografía.
La experiencia para los niños es increíble, pueden aprender sobre colores, sobre pintura, sobre dibujo, rodeados de Picasso, Matisse, Monet y muchos otros nombres (no son las obras originales, por supuesto, pero aún así son grandes artistas), mientras se divierten. Aunque ahora se encuentran suspendidas estas actividades por la situación global que atravesamos, es una buena alternativa futura para cuando se reactive el mundo.
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La entrada no es liberada, aunque sí bastante accesible. Y además del recorrido por el lugar, la historia del edificio y la apreciación de las reproducciones de La Mona Lisa, entre muchas otras icónicas, los visitantes pueden adquirir algunos de los innumerables souvenirs que están a la venta en el Museo: marcalibros, agendas, imanes para el refrigerador, libretas, cojines, bolsos, peluches y por supuesto, libros sobre Arte. Dentro y en los alrededores del Parque Quinta Normal en Santiago de Chile, están ubicados cinco museos: del de Historia Nacional, uno de Ciencia y Tecnología, el museo Ferroviario, el Museo de los Derechos Humanos y este llamativo museo de Arte, orientado para los más pequeños. Así que si visitan la capital del país austral, no duden de hacer un recorrido por esta especie de Milla de los Museos, al estilo de la de la gran manzana.
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