Un hombre compró una bolsa grande de doritos. Tenía mucha hambre y se emocionó al sentir que la bolsa estaba bien llena. Al momento de abrirla, empezó a separar poco a poco los bordes esperando ver muchísimos doritos, los fue separando más y más, y empezó a sentir una fuerte brisa; la ignoró pero se fue haciendo más fuerte, tan fuerte que lo empujaba hacia atrás. No sabía de dónde salía tanta brisa. Sin importar lo fuerte que era, siguió abriendo la bolsa de doritos, nada lo detendría de saciar el hambre que abrazaba su estómago. El aire que soplaba se fue haciendo más y más fuerte hasta que repentinamente se detuvo. Ignorando el no saber de dónde había salido tanto aire, se dispuso a comer sus doritos. Metió la mano en la bolsa, no sintió nada, la hundió un poco más adentro y nada, siguió hundiendo la mano y en el fondo, muy en el fondo, sintió los poquitos doritos que guardaba esa bolsa. Se dió cuenta de que todo el aire había venido de la bolsa, que era más aire que doritos. Sintiéndose estafado y triste, se sentó a comerse sus doritos y quedó con hambre. Fin
