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Muy valioso tu trabajo. El apartado III fue mi preferido. Ese poema está hermoso. Es filosofía en la poesía o poesía filosófica. Como miembro de @equipocardumen. Te doy las gracias por dedicar tu tiempo para escribir este interesante post. Un abrazo.

:)

Valioso ensayo (lo de "divagaciones" viene muy bien a propósito del género textual) sobre la poesía, @ficciones. Particularmente, me gustó, al igual que a @solperez, el apartado III; en él formulas, de un modo muy poético, relevantes interrogaciones, a través de imágenes muy reveladoras. También me gustó tu reflexión asentada en Cadenas. A propósito de lo que dices hacia el final: "La poesía llega a despojar de esos lentes: a enseñar a mirar esencialmente.", me venían los poemas-dichos de Cadenas en Memorial: "El que enseñó a leer a los ojos / borró el paraíso", "Tengo ojos, / no puntos de vista". Acompaño tu criterio: una poesía del vivir, no sujeta, obviamente, al sentido "práctico", abierta a la ambigüedad y la sugerencia. Saludos.

D

Extraordinario trabajo sobre la poesía, @ficciones. Esta frase me encantó: "La poesía llega a despojar de esos lentes: a enseñar a mirar esencialmente." Un gran aporte para la revista Periplos de nuestro @equipocardumen.

:p

Un maravillosos recorrido por algunos senderos definitorios de la poesia. Excelente recopilación de voces (Como el disco que lleva el Voyager 1); por suerte no tuvimos que esperar 40 mil años para leerlas (o si?).
Rescato la idea de la no inmanencia de la poesia en el poema; la poesía como una abstracción más sublime que trasciende nuestra existencia.
Un gran placer leerte, @ficciones.

Me gustan estas divagaciones tuyas,@ficciones, es bueno preguntarse por la utilidad de las cosas. En el caso de la poesía creo que su utilidad es que su existencia permite que seres sensibles la aprecien, la disfruten y la recreen.Hay un gozo espiritual en el disfrute de la poesía así como hay un disfrute ante la belleza que no solo surge de la contemplación si no que la poesía también va en el espíritu de quien la aprecia que al final es una suerte de empedernido optimista (tanto el poeta, como quien lo lee) que logra un angulo para apreciar la belleza desparramada por allí entre las alas de los pterodactilos, de las mariposas y las fauces de una araña que devora a un mosquito.