Milan Kundera y la necesidad de soñar

in #filosofia4 years ago

Tenía algunas semanas sin realizar esta dinámica de reflexionar a partir de una frase leída en algún libro. Me gusta pensar y obligar a los demás a enfocarse en algún tema con la intención de autodescubrirse y de poner en común las ideas para nutrirnos de la interacción.

Había dejado anotadas muchas frases que sabía me servirían para este tipo de publicaciones y una de mis fuentes más prolíficas de citas y frases memorables son los libros del escritor checo Milan Kundera. El autor de la fiesta de la insignificancia es uno de mis escritores favoritos y me he leído todos los ibros que ha publicado en español, novelas, relatos, ensayos, los he leído todos al menos dos veces, en especial La ignorancia y La identidad. Sin embargo, aunque tiene libros exquisitos, ninguno lo es más que ese titán de la Literatura contemporánea que es La insoportable levedad del ser, novela de la que anoté decenas de frases y escenas, entre ellas la que les he traído hoy y que dice así:

“El sueño es una prueba de que la fantasía, la ensoñación referida a lo que no ha sucedido, es una de las más profundas necesidades del hombre”

Mucho se ha hablado de soñar. A favor se ha dicho que soñar es el primer paso para lograr y hacer, que las ilusiones y los sueños nos motivan a continuar; en contra se menciona a los soñadores como seres distraídos, ajenos a la realidad y carentes de practicidad. Kundera no habla de que soñar sea bueno o malo, dice que "...es una de las más profundas necesidades del hombre", o lo que es lo mismo: el hombre no puede vivir sin soñar.

No es sencillo, pero intentemos imaginar una vida sin sueños, ¿cómo sería? bastante vacía, ¿cierto? Y es que soñar no abarca sólo las proyecciones que se forman en nuestra cabeza mientras estamos dormidos. Cuando, bien despiertos, sentados en el bus o en un sofá, imaginamos lo que vamos a hacer, allí estamos soñando. Puede ser algo casi inmediato, como el itinerario de la tarde, o algo a un plazo mayor, como pensar en nuestros próximos diez o veinte años. Esas ilusiones, esas fantasías, o como las llama Kundera, esas ensoñaciones referidas "a lo que no ha sucedido" son inevitables, ¿hay alguno de ustedes que no lo haga? ¿que no lo haya hecho nunca? Van en el metro, ven a una persona que les parece atractiva y se imaginan lo que le dirían si tuvieran el valor; o ven a una madre con su bebé y piensan en cómo será cuando ustedes tengas a sus propios hijos; no sé con qué frecuencia les ocurra, pero sé de personas que han dado entrevistas de televisión dentro de sus cabezas, o que se ven a sí mismas dando un concierto cuando en realidad están solas en la habitación.

A algunos nos parecerá normal, a otros no tanto, pero ¿nos hemos puesto a pensar en que soñar es una prerrogativa de nuestra condición humana? Hay estudios que hablan de animales que sueñan al dormir y quizás sea cierto, pero lo que no es cierto (o al menos no puede demostrarse) es que los animales se dispongan a reflexionar sobre su futuro con la mirada perdida y que teniendo ensoñaciones forjen escenarios de lo que áun no han vivido. Soñar es algo completamente nuestro, una cualidad irrenunciable e inseparable de la condición humana, casi un instinto.

Si no nos entregásemos a estas ensoñaciones cuando nos invaden, ¿qué sería de las artes? ¡Cuántos cuadros y novelas han surgido precisamente de los futuros no vividos! En la Literatura incluso existe un término (contrafactual) para las novelas que cuentan una historia real de manera diferente como en La conjura contra América de Philip Roth, en la que durante la segunda guerra mundial, el presidente de los EEUU no es Roosevelt, sino el aviador Charles Lindbergh (los amantes del cine pueden recordar la muerte de Hitler en Bastardos sin gloria). Sólo soñando con vidas no vividas pueden surgir películas como Mr. Nobody o la ambiciosa novela 4 3 2 1 de Paul Auster.

Ahora bien, ¿tienen los sueños alguna finalidad? Es decir, ¿imaginamos estas fantasías por algo? ¿o es sólo que el uso de esa cualidad innata en el ser humano como fuente de expresiones artísticas fue un efecto colateral? No importan tanto las respuestas - ni siquiera hallarlas - sino hacerse las preguntas. Biológicamente, el hombre no puede vivir sin comer, sin domir y sin respirar, pero psicológicamente, incluso espiritualmente, no podemos vivir sin soñar, porque es una necesidad que tenemos y hacerlo es inevitable. Para perpetuar el ejercicio más allá de la longitud de este post, además de las artes, ¿qué otras cosas se verían afectadas por la carencia de los sueños? Es decir, si pensamos en una humanidad que no sueña ¿cóo sería el mundo de esa humanidad? ¿qué le flaltaría? ¿o qué le sobraría? ¿sería significativamente diferente? Dejen divagar su mente un buen rato y luego, cuando tengan alguna idea, compartánla en los comentarios.