Eran nuevos tiempos, habían superado ya la época de los centros comerciales y los viajes de placer, ahora tocaba comenzar de nuevo. Algunos creían tener la receta mágica, la panacea, la solución a los problemas con rituales y meditaciones teledirigidas, otros por el contrario, se habían ido a lo más elemental, a buscar la tierra; lo básico, lo esencial volvía a sus mundos. Cómo preparar la tierra para sembrar una simple planta de ocumo, berenjena o tomate no estaba claro, no era tan fácil solo con colocar la semilla y esperar.
Lo peor era que ese conocimiento de antaño lo habían dejado a los abuelos y estos ya no estaban. La vieja Rosa siempre se fijaba en la luna para hacer los cortes de las plantas, y recoger cosechas, hasta les hablaba a las plantas, pero nunca le pusieron atención, eran cosas de viejos, decían, y ahora que todo había sucumbido, lo natural era la búsqueda de todos.
Ricardo había resistido la razia y sabía cómo hacer compost, siempre ayudó a los mayores en la finca, le quedaba intacto el tema mercantilista por lo que ofrecía pilas de abonos, con precios razonables y en muchos casos sencillos trueques. De esa manera, intentaban comenzar de nuevo; hay que avanzar, el camino que queda es seguir.
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Buen post amiga, es grato leerte...
Agradecida por el comentario.