Versión español
Fuente/Source
Por/By Prettysleepy
Saludos, comunidad nuevamente por aquí, tenía enormes ganas de aportar algunas reflexiones y testimonios, aunque he tenido muchas ocupaciones e intensas semanas que me han impedido escribir con frecuencia, finalmente estoy contenta de estar aquí hoy para aportar mediante mis textos algunas consideraciones que espero puedan ser útiles para el crecimiento personal y bien común.
A manera de introducción
Quiero compartir una experiencia personal que me ha permitido mediante el diálogo interior, ir aprendiendo paso a paso de las consecuencias de la falta de amabilidad y amor propio, cuando he decidido darle mayor importancia a la exigencia externa, asumir la vida como una carga, sin permitir vivirla con la fluidez que da la alegría de la espontaneidad y la ligereza de valorar un día a la vez. Tengo el propósito de escribir como ejercicio terapéutico en esta gran comunidad, además de compartir un mensaje que pueda generar reflexiones para la posteridad.
Para mí la vida es como una película, he vivido en constantes dramas, melancolías, terror o miedo, entre comedias, romance y humor, la diferencia es que el guion no está prescrito, tengo el privilegio de cambiarlo siempre que quiera y decida, aun cuando hay cosas que ya no puedo borrar, ni cambiar siempre tengo el presente para volver a comenzar y decir: cámara y acción, usando mis propios recursos, mis propios métodos, imaginando que la espectadora más grande de mi vida soy yo y nadie más, aunque me he tenido que aceptar que le he dado importancia al qué dirán, a la crítica o al juicio de valor cediendo potestad a mí yo moral.
Progresivamente, he logrado tomar conciencia que las palabras o los gestos más severos nunca venían de afuera, siempre era yo misma gritándome, insultándome, juzgándome, sobre mis deseos, necesidades, sueños y acciones. No había carga más dura que el sentimiento de culpa y la autoexigencia hacia la “perfección”, que me llevaron a traspasar los límites hasta afectarme de forma emocional, mental y física.
El lenguaje en nuestro cotidiano juega un inmenso papel sobre el poder que le permitimos ejercer, porque puede ser nuestra mayor libertad o nuestra más dura condena, especialmente cuando permitimos trastocar la vulnerabilidad de nuestras conciencias y nuestros sentimientos, a través de cualquier palabra o gesto ajeno o propio, lo cual tiene un efecto inmediato en nuestro interior, que a veces en mi caso he permitido ocupen un lugar para limitarme, autosabotearme, distraerme o las he utilizado como excusas para procrastinar algo importante.
Ha sido mediante el diálogo interior que he logrado revisarme, conocerme y fortalecer de manera paulatina: silencios necesarios, manifiestos urgentes, imprudencias que son precisas hacer o la sensatez que solo el tiempo y la sabiduría estoy segura que podré lograr consolidar, pues la vida es un constante trabajo de ensayo, error, rectificación y crecimiento, que únicamente cada experiencia personal otorga.
Testimonio
Recuerdo que cuando estaba en sexto semestre de la universidad me tomé aquella responsabilidad tan en serio que colapsé de lo que los médicos denominaron “estrés”, mi cuello quedó paralizado y sentía tanto dolor que me prescribieron durante 3 días antiinflamatorios y analgésicos mediante las vías sanguíneas, al tercer día tuve reacción a los medicamentos, sentí vértigos, vómitos y taquicardias tan terribles que el dolor en el tórax perduró por 1 semana entera, a causa de la aceleración tan pronunciada de mi corazón.
Durante este suceso estaba de reposo en casa con mi familia, ─menos mal─ porque me llevaron inmediatamente a un centro médico cercano y de allí me trasladaron en ambulancia al hospital, recuerdo que me encontraba en una camilla en el piso, en una sala de emergencias que para aquel momento estaba lleno de personas con heridas más graves, mientras me repetía en mi mente, cómo era posible que había llegado hasta ahí ocupando recursos y espacios cuando había casos clínicos más importantes por atender.
Cuando la médica en turno me atendió, me preguntó qué tenía, solo le dije todo lo que me sucedió a nivel del dolor en el cuello, que cumplía un tratamiento y ese día sentí los malestares anteriormente mencionados; ella solamente me dijo:
─¿no será que estas embaraza?.
Me molestó tanto aquel comentario, sobre todo porque yo estaba segura de que no, así que le dije:
─usted dígame que más puede ser porque no estoy embarazada.
Medio discutimos y se fue. Luego entendí que ella únicamente estaba descartando diagnósticos y yo estaba enojada por lo que me había causado mi “estrés”.
Posteriormente, otro médico me explicó que por la negligencia médica anterior me estaban colocando el tratamiento a través de las venas cuando debieron haber sido suministrados a nivel intramuscular, enseguida me sentaron, me colocaron un catéter en mi brazo, suministrándome suero para limpiar mi sangre durante todo el día, hasta que horas después estaba de nuevo en casa.
El segundo episodio de dolor a nivel lumbar lo experimenté durante una experiencia laboral donde asumí por primera vez una coordinación de área, igualmente estuve de reposo y tuve que asistir con una fisioterapeuta, quien en la primera sesión al tratar algunas zonas de mi espalda y cuello, me explicó sorprendida sobre la tensión muscular tan fuerte que tenía y además expresó:
─¿Por qué eres tan dura contigo misma?
prosiguió:
─eres muy joven para todo el daño que te causas.
2 años después asumí la grandiosa responsabilidad de asistir a consultas de psicoterapia por primera vez y una vez la terapeuta me dijo:
-eres tu peor verdugo.
Hasta entonces había comenzado a comprender que toda la responsabilidad de aquellos constantes dolores era mía y que mi cuerpo no era independiente de mis emociones ni mente, era una relación integral que al sostener el peso de culpas, miedos, inseguridades, exceso de control, perfección, ansiedad y otras actitudes hacia la vida, me afectaban en muchos aspectos.
A partir de estas experiencias, hice consciente el daño que me estaba causado por llevar el peso de situaciones y responsabilidades que veces ni siquiera me pertenecían, me di cuenta cuanto dolía el peso en mis espaldas, entendí como me autotortura cuando me frustraba porque algo no salía como quería, luego me sentí contenta de reconocer que hay cosas que no dependen de mí, tomé conciencia de la importancia de la voluntad de soltar el peso y sobre todo ser amable conmigo mediante las palabras y el trato que uso hacia mí misma, desde ese momento comencé a asumir como práctica de vida el conocerme, aceptar paso a paso mis debilidades y fortalezas como un todo potencial y reconocer que soy humana en crecimiento constante, que cada error no me hace inferior, no me retrocede, me permite rectificar y mejorar.
Sin embargo, aún no estoy exenta de que reincidan esos momentos, aún me descubro siendo dura conmigo, pero ahora estoy más atenta y soy capaz de actuar inmediatamente para además de vivir mis emociones al límite, luego puedo reponerme porque necesito tomar acciones y no quedarme para siempre atascada en las sensaciones o emociones que presento, pues estoy consciente que cada día es un reto muy humano por superar.
Aportes y Reflexiones
Para mí no hay batalla más intensa y difícil que las luchas internas, esas que no son solo para confrontarnos con nuestros pensamientos y emociones, sino también son para dialogar, perdonarnos y reconciliarnos íntimamente. A veces creemos que estamos en un constante combate o competencia contra otras personas, sin embargo, es contra nuestros propios miedos, nuestros fantasmas, nuestros deseos o nuestras necesidades más ocultas.
Del diálogo interior he aprendido a reescribir mi propia historia, siempre que pueda estar atenta y despierta, observándome mediante cada escena de la película de mi vida en tiempo presente, porque el pasado ya no está, el futuro no ha llegado y yo soy la única que puedo decidir si tomar mis oportunidades para evolucionar dentro de cada personaje que asumo en el cotidiano, porque tengo diversos roles en un mundo difícil que no cambiará, si no cambia primero mi actitud, para vivir en la plenitud de la paz interna que permita construir un camino más sólido.
Para mí la vida es un proceso, en el que aprendo constantemente a identificar grandiosas capacidades y recursos potenciales como la creatividad, la amabilidad, el amor propio, la capacidad de sorpresa, sobre cómo permito que el mundo exterior me afecte, lo cual depende de cómo lo veo desde adentro, cómo lo siento, cómo lo interpreto para influir, construir o destruir el entorno y principalmente mi mundo interior.
He aprendido que el diálogo interno es un trabajo constante para enfocar la atención a cada señal de nuestro cuerpo, decidirnos a cuidarnos, soltando el peso de lo que no depende de nuestra voluntad, porque es muy placentero sentirse tan liviana a pesar de la adversidad. A medida que aligeramos nuestro paso por este mundo, es necesario soltar algunas expectativas, pensamientos y emociones innecesarias, para abrir las ventanas de la intimidad de nuestra casa y dejar correr la fresca brisa que nos permita ver posibilidades de hacer las cosas mejor, convirtiendo nuestras palabras en coherencia y acción.
Nuestra mejor compañía y la persona que más necesitamos amar está en el espejo: vamos a escucharla y hablarle con ternura y amabilidad y cuando sea necesario incluso con la dócil fuerza y dureza indispensable para seguir adelante.
Fuente/Source By Geralt /Remove bg
English Version
Greetings, community here again. I had a great desire to contribute some reflections and testimonies, however, I have had many busy and intense weeks that have prevented me from writing frequently, however, I am happy to be here today to contribute through my texts some considerations that I hope can be useful for personal growth and the common good.
By way of introduction
I want to share a personal experience that has allowed me, through inner dialogue, to learn step by step the consequences of the lack of kindness and self-love, when I have decided to give greater importance to external demands, to assume life as a burden, without allowing to live it with the fluidity that gives the joy of spontaneity and the lightness of valuing one day at a time. I intend to write as a therapeutic exercise in this great community, in addition to sharing a message that can generate reflections for posterity.
For me life is like a movie, I have lived in constant dramas, melancholy, terror or fear, between comedies, romance and humor, the difference is that the script is not prescribed, I have the privilege to change it whenever I want and decide, even when there are things that I can no longer erase, nor change I always have the present to start again and say: camera and action, using my own resources, my own methods, imagining that the greatest spectator of my life is me and no one else, although I have had to accept that I have given importance to what people will say, to criticism or value judgment yielding power to my moral self.
Progressively, I have become aware that the harshest words or gestures never came from outside, it was always myself shouting at me, insulting me, judging me, about my desires, needs, dreams and actions. There was no harder burden than the feeling of guilt and the self-demand towards "perfection", which led me to cross the limits to the point of affecting me emotionally, mentally and physically.
Language in our daily lives plays an immense role on the power we allow it to exercise because it can be our greatest freedom or our harshest condemnation, especially when we allow the vulnerability of our consciences and our feelings to be disrupted through any word or gesture of others or our own, which has an immediate effect on our interior, which sometimes in my case I have allowed to occupy a place to limit myself, self-sabotage, distract me or I have used them as excuses to procrastinate something important.
It has been through inner dialogue that I have been able to review myself, know myself and gradually strengthen: necessary silences, urgent manifestations, imprudences that need to be made or the wisdom that only time and wisdom can consolidate, because life is a constant work of trial, error, rectification and growth, that only each personal experience grants.
Testimonial
I remember that when I was in my sixth semester of college I took that responsibility so seriously that I collapsed from what the doctors called "stress", my neck was paralyzed and I felt so much pain that I was prescribed for 3 days anti-inflammatory and analgesics through the bloodstream, on the third day I had a reaction to the drugs, I felt dizziness, vomiting and tachycardia so terrible that the pain in the chest lasted for 1 whole week, because of the so pronounced acceleration of my heart.
During this event, I was resting at home with my family, ─thank goodness─ because I was immediately taken to a nearby medical center and from there I was transferred by ambulance to the hospital, I remember that I was on a stretcher on the floor, in an emergency room that at that time was full of people with more serious injuries, while I kept repeating in my mind, how was it possible that I had gotten there occupying resources and spaces when there were more important clinical cases to attend.
When the doctor on duty attended me, she asked me what I had, I just told her everything that happened to me in terms of the pain in my neck, that I was undergoing treatment and that day I felt the aforementioned discomfort; she only said to me:
─"Could it be that you are pregnant?
That comment bothered me so much, especially because I was sure that I was not, so I told her:
─you tell me what else it could be because I am not pregnant.
We half argued and she left. Then I understood that she was just discarding diagnoses and I was angry because of what my "stress" had caused me.
Later, another doctor explained to me that because of the previous medical malpractice they were putting the treatment through my veins when it should have been given intramuscularly, then sat me down, placed a catheter in my arm, giving me saline to clear my blood throughout the day, until hours later I was home again.
The second episode of pain at lumbar level was experienced during a work experience where I assumed for the first time an area coordination, I was also resting and had to attend with a physiotherapist, who in the first session when treating some areas of my back and neck, explained to me surprised about the strong muscular tension I had and also expressed:
─Why are you so hard on yourself?
she continued:
─You are very young for all the damage you cause yourself-.
2 years later I assumed the great responsibility of attending psychotherapy consultations for the first time and once the therapist told me:
─you are your worst executioner.
Until then I had begun to understand that all the responsibility for those constant pains was mine and that my body was not independent of my emotions or mind, it was an integral relationship that by holding the weight of guilt, fears, insecurities, excess of control, perfection, anxiety and other attitudes towards life, affected me in many aspects.
From these experiences, I became aware of the damage I was causing myself by carrying the weight of situations and responsibilities that sometimes did not even belong to me, I realized how much the weight on my back hurt, I understood how I self-tortured myself when I got frustrated because something did not go as I wanted, then I was happy to recognize that there are things that do not depend on me, I became aware of the importance of the will to let go of the weight and above all to be kind to me through the words and the treatment I use towards myself, from that moment I began to assume as a life practice to know myself, to accept step by step my weaknesses and strengths as a potential whole and to recognize that I am human in constant growth, that each mistake does not make me inferior, it does not make me backward, it allows me to rectify and improve.
However, I am still not exempt from the recurrence of those moments, I still find myself being hard on myself, but now I am more attentive and I am able to act immediately so that besides living my emotions to the limit, I can then recover because I need to take action and not stay forever stuck in the feelings or emotions that I present, because I am aware that every day is a very human challenge to overcome.
Contributions and Reflections
For me there is no battle more intense and difficult than internal struggles, those that are not only to confront us with our thoughts and emotions, but are also to dialogue, forgive us and reconcile us intimately. Sometimes we believe that we are in a constant combat or competition against other people, however, it is against our own fears, our ghosts, our desires or our most hidden needs.
From the inner dialogue I have learned to rewrite my own story, as long as I can be attentive and awake, observing myself through each scene of the movie of my life in present time, because the past is gone, the future has not arrived and I am the only one who can decide whether to take my chances to evolve within each character I assume in everyday life, because I have different roles in a difficult world that will not change, if my attitude does not change first, to live in the fullness of inner peace that allows to build a more solid path.
For me life is a process, in which I constantly learn to identify great capacities and potential resources such as creativity, kindness, self-love, the capacity to surprise, on how I allow the outside world to affect me, which depends on how I see it from the inside, how I feel it, how I interpret it to influence, build or destroy the environment and mainly my inner world.
I have learned that the internal dialogue is a constant work to focus attention to every sign of our body, deciding to take care of ourselves, releasing the weight of what does not depend on our will, because it is very pleasant to feel so light despite adversity, as we lighten our passage through this world, it is necessary to release some unnecessary expectations, thoughts and emotions, to open the windows of the privacy of our home and let the fresh breeze that allows us to see possibilities to do things better, turning our words into coherence and action.
Our best companion and the person we most need to love is in the mirror: let's listen to her and speak to her with tenderness and kindness and when necessary even with the docile strength and toughness indispensable to move forward.
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