Era bastante tarde y Richard estaba lejos de casa. No sabía cómo había llegado a esta parte de la ciudad y llevaba horas sentado allí, abusando de su buena suerte. Era un lugar marginal con todos los males que ofrece nuestra sociedad, gente sin hogar, delincuencia, tráfico de drogas y prostitución, nada agradable ni favorable para un chico de 16 años.
De repente, oyó un estruendo que casi le hizo caer del columpio en el que estaba sentado, y le pareció que algo se había estrellado contra los árboles. Asustado, Richard agarró el volante de la bicicleta y corrió apresuradamente para alejarse de allí, luego se subió a ella y pedaleó sólo un poco porque pronto encontraría una bajada que le ahorraría esfuerzo físico durante más de un minuto, ya que era bastante empinada y a la vez peligrosa para quien no supiera dominarla. Pero, ¿qué hacía sentado en el columpio del viejo parque de la ciudad? Ah sí, por supuesto, problemas deñ corazón, celos, ira, todo incluido. Richard necesitaba respirar un poco de aire fresco, después de lo que su amiga le había contado hoy. Emily tenía un nuevo novio y esta vez parecía muy serio porque abrió la boca para decírselo: Me gusta, es inteligente y guapo. Esas palabras resonaron en el cerebro de Richard y sintió ganas de llorar porque aunque sabía cuántos pretendientes tenía, nunca había escuchado de sus propios labios algo así. Entonces, se preguntó por qué, sabiendo que él estaba enamorado, ella no le permitía cortejarle, y lo único que había hecho desde el principio fue pegarle una etiqueta de amigo en su frente.
En fin, mientras bajaba sintió el viento que le golpeaba la cara, la velocidad era increíble, parecía volar y eso le hizo sentirse en paz. De repente, notó que un rayo fosforescente iluminaba la parte delantera y golpeaba con fuerza detrás de unos galpones abandonados, Richard se sintió intrigado y soltó el freno para que su bicicleta acelerara más y llegar más rápido al lugar del impacto. No era la primera vez que Richard entraba en pánico ese día, de hecho el miedo parecía ser su único compañero. Volvió a coger la bicicleta y atravesó la noche a toda velocidad, en el silencio y con la luna guiando su solitario y recto camino. Entonces escuchó una risa dantesca que lo estremeció, se le erizó la piel, miró hacia atrás y sus ojos se abrieron de par en par, al notar unas figuras en la distancia que se acercaban rápidamente para atraparlo, en un descuido Richard perdió el control de su bicicleta y cayó de bruces al suelo, estaba tan adolorido que no pudo levantarse para seguir huyendo. Y en un abrir y cerrar de ojos, las figuras lo tenían rodeado, todos sus músculos se paralizaron al escuchar de nuevo las risas de las criaturas y descubrir el macabro aspecto de cada una de ellas. Richard pensó en Emily y la imaginó sonriendo mientras se despedían con una sonrisa liberadora. Te quiero Emily dijo él y el silencio apareció.
Cuando llegó dejó la bicicleta en la zona rocosa y caminó hasta una parte donde parecía salir humo, era un poco difícil de ver por la oscuridad y la poca luz, pronto notó un agujero en el suelo del tamaño de un coche y cuando se acercó había una extraña máquina destrozada y de ella salían capsulas más extrañas, junto a todo ese desastre había un ser que lo miraba con ojos horribles, se arrastraba moribundo y lo más impresionante para Richard fue que esa cosa levantó la mano y lo señaló.
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Imagen 2
Muy buen relato de índoles fantástico y terrorífico, aderezado con ese horror a lo desconocido y lo tenebroso del ambiente. La demencia también es un elemento que juega un papel muy importante en esta historia y lo has sabido jugar muy bien.
Hola @celf.magazine muchas gracias <3
Muchas gracias! @sancho.panza :)