Desde las entrañas del bosque / microrrelato

in CELF Magazine3 years ago

Aquella noche era la más oscura de todas, la más fría de toda la estación, había árboles tan anchos que era imposible que un hombre como Albert 1568 (así indicaba su camisa) pudiera rodearlos con los brazos. Allí estaba, de espaldas a un tronco alto y deforme que parecía un edificio como los de su ciudad. Su silueta permanecía quieta y algunos rayos de luna que lograban atravesar el caótico montón de hojas, iluminaban su rostro que reflejaba unos ojos casi fuera de sus órbitas y el terror que estaba viviendo en ese momento.

Tal era la cantidad de árboles junto con las ramas enredadas entre sí que servían de paraguas para Albert, pues las gotas comenzaban a caer, y el viento no era soportable, probablemente si se empapaba posiblemente moriría de hipotermia.

De repente, un estruendo en el cielo resonó en todo el bosque, y desde el interior del mismo se escuchaba la inquietud de algunas criaturas, Albert salió del estado cataléptico en el que se encontraba, y su corazón comenzó a latir de nuevo rápidamente. Sin moverse, comenzó a buscar una salida con la mirada, pero la visibilidad debida a la espesa niebla que se había formado lo dificultaba.

El aspecto aterrador del lugar aumentaba con cada segundo que pasaba, Albert parecía enloquecido y seguía aferrado al tosco tronco de espaldas a él, moviendo los ojos desesperadamente como si buscara algo en la oscuridad o tal vez esperando el ataque de un depredador.


Desde que Albert escapó de la cárcel y se adentró en este peligroso bosque sólo ha visto horrores, criaturas fabricadas por experimentos prohibidos del gobierno que habitan y recorren cada centímetro de esta zona de destrucción, excelente lugar para ubicar una prisión de máxima seguridad. Algunos dicen que cuando un preso se escapa nunca sale vivo, y su muerte permanece en secreto como la locura que ocurre fuera de los muros.

Entonces, un segundo estruendo pareció descargar su ira sobre el suelo y más adelante de la posición de Albert la tierra se abrió, recordándole al temeroso hombre dónde se encontraba y el peligro que corría. De pronto comenzó a llorar y se arrepintió de haber escapado, deseaba ser encontrado por los guardias de seguridad, extrañaba su celda, la misma que lo había cobijado por más de 3 años y si no se hubiera dejado convencer por el grupo de presos, aún estaría ahí dentro leyendo la biblia que le había regalado la señora del comedor.

En medio de su angustia y de la vegetación circundante, dos luces brillantes que sobresalían de una estructura central de color verde oscuro llamaron su atención. Su forma no se parecía a nada de lo que había visto hasta entonces, no pudo evitar sentir un escalofrío que le recorría la columna vertebral de forma antinatural. Y entonces un crujido seguido de un tercer estruendo sacudió todo el lugar con gran fuerza, el grupo de árboles que protegía a Albert comenzó a caer, pero solo quedaba uno, si aquel tronco al que se aferraba nuestro personaje. Su corazón seguía latiendo con fuerza, le costaba respirar, y el hombre miró al cielo con tristeza y vio una luna muy grande y roja. De repente, sintió un dolor intenso, miles de dientes se incrustaban en su cuerpo y escuchó como sus huesos eran aplastados por una poderosa mandíbula, una criatura lo estaba devorando vivo, Albert soportó ese horrible dolor y sintió como le arrancaban la vida de la peor manera.



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Y de su boca un grito volvió a estremecer el bosque:

— Padre, perdóname por todo el mal que hice, me merezco esto y más, lo siento madre por no cumplir mi promesa de volver a casa y ser un hombre mejor.


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Uy que aterrador amiga, saludos. estupendo tu escrito, eso es lo tuyo y lo haces muy bien, cada quien tiene su estilo,

Hola, @zhanavic69 :) gracias mi mol. Saludos!

Excelente relato, lleno de suspenso y horror. Saludos.

Hola muchísimas gracias por leerme y dejar tu comentario. :) Saludos para ti también @gislandpoetic