César Vallejo, la muerte en los huesos

in CELF Magazine3 years ago (edited)

Hace un mes publiqué por aquí una microficción que se proponía ser un homenaje al gran poeta peruano, hispanoamericano y universal que es César Vallejo, a propósito de la fecha de su nacimiento, y quedé pendiente. Tal día como hoy, 15 de abril (en 1938), falleció; en ese entonces fue un viernes.


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Vallejo en París, hacia 1925 Fuente


Con este post pretendo referirme al que quizás es el rasgo raigal de su vida, paradójicamente, y de su obra poética: la muerte. Sobre esa relación, y en general sobre su obra, se han escrito libros, tesis, ensayos, etc., de modo que solo abrevaré en la orilla, como diría Montaigne.

Decía el filósofo, novelista y poeta español (vasco) Miguel de Unamuno: "Ha habido entre los hombres de carne y hueso ejemplares típicos de esos que tienen el sentimiento trágico de la vida". Y en esta consideración, desde mi punto vista, entra César Vallejo. Lejos de una valoración maniquea, y considerando que vida y muerte son un par inseparable, me atrevo a pensar que Vallejo asumió la muerte como signo central de su existencia, marcada por la experiencia y una concepción que se fue formando en su compleja personalidad. Son muchos los poemas donde esa concepción se manifiesta. Citaré unos pocos pasajes que comentaré.

El poema por antonomasia de César Vallejo para mí, y como lo han considerado varios críticos, es su particular soneto "Piedra negra sobre una piedra blanca, de su libro Poemas humanos, escrito entre 1923 y 1938, y de publicación póstuma (1939) en Francia, donde residía. Lo copio completo a continuación:

Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París — y no me corro —
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro

también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos…

Piedras balncas y negras.jpg
Fuente

Muchos han hablado de la premonición del poeta, pues casi todo coincide con lo que en realidad ocurrió en su fallecimiento (por cierto, hoy, 15 de abril es jueves). Mas, a mi modo de ver eso no sería lo más relevante, aunque no deja de ser de interés. Sabemos que ciertas personas –y en los poetas como Vallejo quizás más, por la sensibilidad aguda que pueden poseer y cultivar– pueden vislumbrar ciertos rasgos futuros; pero de esto no conozco y prefiero callar.

Destaca ese "sentimiento trágico de la vida", condensado en imágenes puntuales, algunas muy duras, como la lluvia, el otoño, la soledad, el camino, pero más aún esa especie de castigo o maltrato de la vida ("le pegaban todos /sin que él les haga nada; /le daban duro con un palo y duro / también con una soga"). Algunos podrían interpretarlo como una imagen social, de los sufrimientos de los "condenados de la tierra", por los que él tanto se expuso. Pero si nos centramos en la imagen central de los "huesos húmeros", podemos interpretar ese carácter intrínseco y casi orgánico de la muerte.


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César Vallejo en Niza (1929) Fuente


En su confrontador poema "¡Y si después de tantas palabras…", del mismo libro, hallamos el contundente verso:

¡Haber nacido para vivir de nuestra muerte!

Y en otro poema igualmente de Poemas humanos:

En suma, no poseo para expresar mi vida, sino mi muerte.
Y, después de todo, al cabo de la escalonada naturaleza y del gorrión
en bloque, me duermo, mano a mano con mi sombra.

La profunda conciencia de la muerte y su definitiva presencia en la vida (incluso la dependencia de esta) es abismante en Vallejo. En otros poetas de su tiempo podemos encontrar una actitud y visión análoga; ahora recuerdo al poeta español Miguel Hernández y su conmovedor poema "Umbrío por la pena". Pero Vallejo es radicalmente él en su concepción al respecto en la poesía.


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Fuente

Cerraré con unas citas de su poema "Espergesia", de su primer libro, Los heraldos negros (1918):

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
(…)
Hay un vacío
en mi aire metafísico
que nadie ha de palpar

Así el poeta, ya en sus comienzos, con su voz grave (aunque siempre fue muy lúdica), nos muestra ese sentimiento trágico de la vida, en frase de Unamuno, quien, en el mismo libro citado, expresó: "La conciencia es una enfermedad".

Aunque el poeta César Vallejo acusó eso que, como hueco, se nos puede ir formando en el alma, sí hemos intentado como lectores (muchos por años) intentar "palpar" esa angustia, o ese asentimiento.

Puede acceder a algunos de estos poemas, incluso con lectura (recitado), aquí.

Referencias

Unamuno, Miguel de (1973). Del sentimiento trágico de la vida. (5º ed.). Buenos Aires: Edit. Losada.
Vallejo, César (1979). Obra Poética. Caracas: Biblioteca Ayacucho.


Gracias por su lectura.


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La sensibilidad de Vallejo estremece. @josemalavem, he visto la estrecha relación que existe entre los poetas, la locura y la muerte.
Cada día me sorprenden más.

 3 years ago  

Así es, querida @evagavilan2. Los grandes poetas, desde la antigüedad, han vislumbrado esa relación, que podríamos considerar, arquetipal, en el sentido jungiano. Gracias por tu comentario. Un abrazo.

Hola.
Uno de los personajes de la poesía que más he leído, solo porque sí.
Sus letras siempre me llevan a recuerdos de mi juventud.
Gracias por compartir.
Saludos.

 3 years ago  

Gracias por tu lectura y comentario, mi bienvenida @sandracabrera. Vallejo (a quien prefiero no considerar "personaje") forma parte de nuestra memoria afectiva. Un abrazo.