En estos días, revisando mi desordenado archivo de fotos analógicas, encontré dos de una escultura que está en el Parque Guaiquerí de mi ciudad (Cumaná). Me extrañó que no tuviera indicación de autor, y, aprovechando lo que aquí llaman "semana flexible", con respecto a la cuarentena por la pandemia, me acerqué al parque. Por un lado, me contentó que todavía estuviera allí, que no hubiera sido "vandalizada", como dicen ahora, pero, a la vez, me entristeció el estado de abandono en el que se encuentra. No he podido saber quién es su autor, pues no tiene ninguna indicación. Sin embargo, desde entonces, y ahora, me llamó mucho la atención, y les ofrezco estas fotos.
Cuando la vi aquella primera vez y luego volví a tomar la foto (hablo del año 1999), y ahora que la revisité, se mantiene mi apreciación de valorarla como una escultura de interés, sin duda, con influencia de las tendencias escultóricas tempranas o a mediados del siglo XX. Un trabajo en piedra entre lo rudo y elaborado, que figura una suerte de estructura ovalada doble (¿el tiempo?), con elementos que refieren a lo técnico (especie de tornillos), me llevan a pensar a en ese tiempo híbrido en el que vivimos.
Ojalá los guardianes de ese parque la conserven, al menos.
Y, para cerrar, una foto de una escultura, tomada en Falcón, que en el momento estaba abandonada, y en ella vi un valor escultórico: un desnudo femenino -quizás la representación de una diosa indígena- reclinado, en posición reverencial o de relajación.
Gracias por su atención.
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