—¿Qué quieres comer cuando lleguemos? —preguntó el padre al niño.
—Me gustaría comer pan duro —respondió rápidamente.
El padre lo miró intrigado.
—Pero si es lo mismo que hemos comido desde que salimos del refugio —repuso el padre—. ¿No te has cansado de comer tantas veces lo mismo?
El niño lo tomó de la mano para caminar más cerca de él. El sendero de la trocha de los migrantes era peligroso, especialmente para un niño.
—¿Y tú qué quieres comer pá? —preguntó el pequeño.
El padre pensó un poco antes de responder.
—Me gustaría un pollo asado, o quizá una rica pizza con una malteada.
—Es buena idea pá —señaló el niño—. ¿Habrá alguien esperándonos cuando lleguemos?
—No, nadie, solo seremos nosotros en un nuevo país.
—¿Alguien nos dará mucho dinero para comer allí?
—No, tendremos que vivir con poco, como siempre.
—Entonces no comeremos en restaurante —afirmó el niño.
—No, creo que no —dijo el padre.
Ambos se quedaron en silencio, reflexionando en su realidad.
—El pan duro estará bien pá —dijo el niño con resignación.
—Buen chico —susurró el padre, secándose una lágrima.
Albricias, oficialmente inauguras las participaciones siendo el primero. Qué bueno.
Es estupendo, espero que muchos más participen.
Un relato breve y contundente por la crudeza que describe. Sin duda muy bueno para inaugurar este concurso.
Cuantas conversaciones de este tipo se habrán dado con el tema de la migración venezolana. Aunque si lo pienso bien, ya las he tenido con mis hijos, no migrando, pero si pensando en el "pan duro" que nos toco comer. Encantado por el relato amigo.
Lamentablemente es una realidad triste pero muy cercana a las vivencias de muchos. Gracias por leer y comentar amigo.
Breves palabras en diálogos con tanto sentimentalismo. Un panorama que muestra la vida de los migrantes deambulando hacia un rumbo incierto. Perfecta la forma en que lo describes de manera concreta. ¡Saludos! @latino.romano
Muchas gracias, aprecio mucho su comentario.
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Un relato muy conmovedor que sabemos lo experimentan a diario muchos de nuestros niños, muchos muy cercanos. Algunos de esos relatos han sido literalmente ahogados o abandonados a orillas de carreteras. Otros matizados por el esfuerzo de sus protagonistas en minimizar el impacto de su tragedia en sus seres queridos.
Los niños tienen esa fortaleza impresionante para los momentos más difíciles.
Una verdadera empresa quijotesca la que le ha tocado a tantos inmigrantes, excelentemente retratada en este breve relato.
Gracias amigo, es una realidad que toca el corazón y duele.
Es durísimo la vida del inmigrante solo sabe que tiene que caminar para un día llegar donde pueda reposar y quizá ya no tenga que comer pan duro
Excelente relato, sin narrador ululando sobre nuestra interpretación; montado sobre un diálogo entre los dos personajes; nos queda a los lectores un amargo sabor de la temática planteada. Inevitable imaginar esa calle, el padre y el niño; es como una puesta en escena sobre la sdificultades de aquellos que no tienen nada, solo el aire para respirar profundo para morder un pedazo de pan duro, pensando que es pollo asado o una pizza. Felicitaciones @latino.romano ; recibe un abrazo y mi voto.
Muchas gracias amigo.
Wow, me encantó. Me gustó cómo el mismo niño reflexionó todo. Éxitos en el concurso. Saludos.
Gracias, a veces damos por sentado la madurez y capacidad de reflexión de algunos niños.