Chaplin
En la noche, luego de hacer todos los quehaceres, va a su pequeño cuarto, donde solo hay una cama y un pequeño gavetero en el que ella mete su ropa. Allí, en un rinconcito, toma la caja de unos zapatos, la voltea e improvisa una mesita de noche. Sobre ella pone la imagen que saca de su bolsillo. La pone parada, recostada de la pared, y comienza a rezarle. Cuando termina, la toma tiernamente y la lleva a sus labios, la besa, y luego la coloca nuevamente sobre la caja de cartón.
Así cada día, Gertrudis se levanta y se acuesta mirando la imagen, rezándole, besándola con ternura. Mientras reza, cierra los ojos, junta sus manos y baja la cabeza. En las últimas semanas ella ha notado que sus dolores en las piernas han disminuido, también que sus calambres han desaparecido. Por eso reza cada día, sintiendo que en esa imagen está la sanación de todos sus males, el milagro que tanto ha esperado.
Desde pequeña le dijeron que había un hombre, un médico, que hacía milagros. Ella cree haber visto una imagen cerca de la mesita de su abuela. "Hace milagros", le dijo la abuela moribunda, ya de 90 años. Y ella mira la imagen que encontró y con fe piensa: "Es esta la imagen", dice ella con certeza, sin saber que no es José Gregorio Hernández, sino Charles Chaplin a quien ella le reza.
Simpático relato, donde la inocencia y la fe se reúnen para alcanzar una hermosa significación. Indirecto homenaje a Chaplin. Gracias y saludos, @nancybriti1.
Agradecida con ustedes por su valioso apoyo, amigos!!