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«La gente no puede descubrir nuevas tierras hasta que tenga el valor de perder de vista la orilla».
«People cannot discover new lands until they have the courage to lose sight of the shore».
— André Gide
E S P A Ñ O L
FLORES
Rosas que coronaban su cabeza como a una reina. Margaritas que se posaban como abalorios en sus oídos. Hortensias que decoraban su cuello como esplendidas joyas. Cinco filomenas azules en cada mano, sostenidas por la más dulce compasión. Aromas de mirto y romero a cada paso a deambular, así es como recordaba Oscar su pueblo; el más deslumbrante de todos.
Trabajé con él hace algún tiempo, mientras éramos los únicos pasantes en un periódico local. Me dijo que cada primavera visitaba su tierra natal, pues era la época en que las flores eran más hermosas y cobraban más vida. Había escuchado tantas historias, que mi mente estaba saturada por paisajes paradisiacos, un sol tan brillante pero que es delicado para nuestros ojos, y un lugar lleno de gente amable, que extienden sus manos a cualquier foráneo que se les quiera unir.
Parecía un lugar para abandonar el estrés y recargarse de nuevas energías. Oscar me había invitado y estuve gustoso por acompañarlo. El pueblo de Oscar quedaba al otro lado del país, por lo que teníamos un gran camino que recorrer. Durante el trayecto, tuve un sueño muy inusual. Soñé que me encontraba en un gran campo, recorriendo a gran velocidad un suelo repleto de flores rojas y azules. Parecía una fantasía irresistible a la que no quería escapar, y nos acompañaba un cielo aguamarina tan límpido como un mar onírico.
Extendí mi brazo hacia el vivido paisaje que se acercaba a mí rápidamente, y de las flores emergió una dama; desnuda y coronada por pequeñas margaritas que hacían juego con el ámbar de sus ojos. Me miró fijamente con ojos lujuriosos y penetrantes, y me extendió su mano invitándome a recorrer el hermoso lugar. Era muy bella, no podía dejar de mirarla. Su cabello era tan rojo como la misma tonalidad de las rosas por las que caminábamos. Su piel se veía suave, proliferada de pecas que simulaban al trigo, y sus labios eran rosados como la textura de sus mejillas.
Quería hundirme en sus pechos y encontrar cobijo allí. Me dominó el deseo de alcanzarla pero cada vez que me acercaba, una jauría de flores atrasaba mis pasos paralizando mi andar. La hermosa peligrosa se iba alejando lentamente hasta que se unió con la beldad del paisaje, perdiéndola de mi vista para siempre.
Pronto, me vi rodeado de una cortina de flores de diferentes colores, como en una fantasía primaveral. Bailaban, se enaltecían aún más en belleza, sabía que lo que pasaba no era normal, por lo que comencé a inquietarme. Un enjambre de pétalos comenzó a atacarme hasta querer hundirme bajo la tierra, y ya cuando estuve completamente sumergido, desperté.
Me había llamado Oscar para decirme que ya habíamos llegado. El autobús se había detenido justo en la entrada de su pueblo, y lo que vi hacia la distancia, me había impactado demasiado. Oscar no exageraba, su tierra natal era tal y como la había descrito. Y estaba aún más sorprendido porque todo era exactamente igual como en mi sueño: las flores, el cielo, la luz, ¡era como si hubiera tenido una premonición!
Cordialmente fui llevado a conocer el resto del lugar; los lugareños eran personas amables, sonrientes y trabajadoras, construían algo que según lo que me había explicado Oscar, tenía que ver con su celebración de la primavera. Nos instalamos en casa de los padres de Oscar, y al fijar la mirada en una persona de la bienvenida, mis ojos se desorbitaron por lo que vi: ¡Era la chica pelirroja! ¡La de mi sueño! Quien resultaba ser la hermana menor de mi amigo. Me miró con esos ojos penetrantes y dorados, batiendo en última instancia su cabellera carmesí.
Los pensamientos lujuriosos se instalaron en mi mente otra vez, pero no eran hermosos, sino todo lo contrario; había sangre, derramada como lluvia sobre las flores, todas se alimentaban de ese líquido vital el cual las hacía lucir aún más hermosas. De repente sentí náuseas y quise recostarme, así que fui llevado por Oscar y su familia a la que sería nuestra habitación.
Dormí no sé cuántas horas, fue un lapso indefinido de tiempo. Escuché diáfanos cánticos, música, zapateos de un baile bastante animado. Me asomé por la ventana y lo que vi fue sorprendente: una rueda de figuras humanas cubiertas por flores, bailaban frente a un gran altar hecho de robles jóvenes, y estos exponían sobre su corteza extrañas líneas que parecían una escritura antigua.
Difícilmente pude discernir si eran personas, o eran personas disfrazadas con flores, no podía asimilarlo. Nuevamente pensé en mi sueño y una sensación de incomodidad me atrapó. Miré mis brazos y de ellos brotaban hortensias. Me observé en el espejo y de mis orejas brotaban margaritas. Miré mi cabeza y de ella apareció una corona de rosas. Miré mi pecho y de el emergieron filomenas azules. El resto de mi cuerpo fue cubierto por mirto y romero, acompañado de otras flores coloridas como el paisaje en los exteriores. No sentí pánico, ni siquiera ganas de huir, solo quería salir a bailar.
FIN
E N G L I S H
FLOWERS
Roses that crowned her head like a queen. Daisies that perched like beads in her ears. Hydrangeas that decorated her neck like splendid jewels. Five blue philomenas in each hand, held by the sweetest compassion. Scents of myrtle and rosemary at every wandering step, that's how Oscar remembered his village; the most dazzling of all.
I worked with him some time ago, while we were the only interns at a local newspaper. He told me that every spring he visited his homeland, as it was the time when the flowers were most beautiful and came alive. I had heard so many stories, that my mind was saturated by paradisiacal landscapes, a sun so bright but delicate to our eyes, and a place full of kind people, who extend their hands to any stranger who wants to join them.
It seemed like a place to leave the stress behind and recharge with new energy. Oscar had invited me and I was happy to join him. Oscar's town was on the other side of the country, so we had a long way to go. On the way, I had a very unusual dream. I dreamed that I was in a large field, speeding across a ground full of red and blue flowers. It seemed like an irresistible fantasy that I did not want to escape, and we were accompanied by an aquamarine sky as limpid as a dreamlike sea.
I stretched out my arm towards the vivid landscape that was rapidly approaching me, and out of the flowers emerged a lady; naked and crowned with small daisies that matched the amber of her eyes. She stared at me with lustful, piercing eyes, and held out her hand inviting me to tour the beautiful place. She was so beautiful, I couldn't take my eyes off her. Her hair was as red as the same shade of the roses we were walking through. Her skin looked smooth, with a proliferation of freckles that simulated wheat, and her lips were pink like the texture of her cheeks.
I wanted to sink into her breasts and find shelter there. I was overcome by the desire to reach her, but every time I approached, a pack of flowers slowed my steps, paralyzing my gait. The dangerous beauty was slowly moving away until she joined the beauty of the landscape, losing her from my sight forever.
Soon, I was surrounded by a curtain of flowers of different colors, as in a spring fantasy. They danced, they became even more beautiful, I knew that what was happening was not normal, so I began to worry. A swarm of petals began to attack me until they wanted to sink me under the ground, and when I was completely submerged, I woke up.
Oscar had called me to tell me that we had arrived. The bus had stopped just at the entrance of his village, and what I saw in the distance had shocked me too much. Oscar was not exaggerating, his homeland was just as he had described it. And I was even more surprised because everything was exactly the same as in my dream: the flowers, the sky, the light, it was as if I had had a premonition!
I was cordially taken to see the rest of the place; the locals were kind, smiling and hard-working people, they were building something that according to what Oscar had explained to me, had to do with their celebration of spring. We settled in at Oscar's parents' house, and as I looked at one of the people who welcomed us, my eyes were blown away by what I saw: it was the red-haired girl from my dream! Who happened to be my friend's younger sister. She looked at me with those piercing, golden eyes, ultimately fluttering her crimson hair.
Lustful thoughts settled in my mind again, but they were not beautiful, quite the opposite; there was blood, poured like rain on the flowers, all feeding on that vital liquid which made them look even more beautiful. Suddenly I felt nauseous and wanted to lie down, so I was taken by Oscar and his family to what would be our room.
I don't know how many hours I slept, it was an indefinite lapse of time. I heard diaphanous chanting, music, stomping of a rather lively dance. I looked out of the window and what I saw was surprising: a wheel of human figures covered with flowers, dancing in front of a large altar made of young oak trees, and these exposed on their bark strange lines that looked like ancient writing.
I could hardly discern if they were people, or if they were people disguised with flowers, I could not assimilate it. Again I thought of my dream and a feeling of discomfort gripped me. I looked at my arms and hydrangeas were sprouting from them. I looked in the mirror and daisies were sprouting from my ears. I looked at my head and from it emerged a crown of roses. I looked at my chest and from it emerged blue philomenas. The rest of my body was covered with myrtle and rosemary, accompanied by other colorful flowers like the landscape outside. I didn't panic, I didn't even feel like running away, I just wanted to go out and dance.
THE END
Written by @universoperdido. October 14, 2021
Escrito por @universoperdido. Octubre 14 del 2021
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Muy bueno, estimado @universoperdido. Me conecta tu relato con el mundo de los sueños, donde cualquier realidad es posible. Disfruto mucho ese don tuyo para inventar situaciones extrañas. Que estés bien. Un fuerte abrazo desde Maracay.
Gracias @irvinc muy halagador de tu parte que mis cuentos te agraden. ¡Mis mejores vibras para ti!