Nota de la autora: El presente relato está inspirado en un post que hice para el Classicstober, un reto de Instagram en el que participé el pasado mes de octubre.

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Caronte, el barquero del inframundo, tenía la costumbre de dar tours a las nuevas almas que se trepaban en su barca para cruzar el río Aqueronte. La gente solía preguntarle muchas cosas, desde qué tan horrible era el Tártaro hasta qué tan deliciosas eran los pastelillos que Hécate solía preparar los lunes. Él respondía las preguntas con franqueza, pues de nada servía edulcorar la información.
"Bueno, señores, a su derecha tienen el río Lete. Les comento rápidamente que este río tiene la fantástica propiedad de hacerte olvidar toda tu vida pasada, sea para olvidar algunos asuntos turbios o para reencarnar. Solo los que viven en los Campos Elíseos y los Campos de los Asfódelos pueden reencarnar después de pasar por ciertos trámites", comentó Caronte mientras enseñaba una corriente fluvial de color azul fosforescente. "
Volviéndose hacia sus pasajeros, preguntó si había alguna duda. Un joven, quizás un músico o un poeta, levantó la mano y preguntó: "Disculpe, señor Caronte, pero ¿es posible que alguien pueda reencarnar en un gato una vez que beba de esa agua?"
Más de cuatro se lo quedaron viendo como si estuviera loco. Caronte se echó a reír y exclamó: "¡Esa sí que es una pregunta inesperada! Fíjate que no se me ocurrió esa posibilidad. Y bueno, respondiendo a tu pregunta, joven, te aconsejo que vayas al Departamento de Reencarnaciones justamente. Puedes encontrar el edificio a la entrada de los Campos Elíseos. De hecho, en el departamento hay una experta en gatos y perros, creo que se llama Tulia Marina. Quizás ella pueda ayudarte con ello".
