Hubiera sido raro que en una ciudad con tanta leyenda y tradición, un lugar tan exótico como este no tuviera también las suyas, mi estimada @sacra97. Los gatos suelen 'adoptar' a los humanos, quizás por eso sean tan especiales. Tuve una grata experiencia con uno el pasado mes de octubre, en un pueblecito de Cantabria: estaba fotografiando una iglesia románica del siglo XII, muy interesante, y un precioso gatito atigrado me adoptó, ja, ja, ja...no se separaba de mí ni un instante, hasta el punto de que sin querer llegué a pisarlo al pobre. Pero continuó a mi lado, restregándose contra mis piernas todo el tiempo. Estuve a punto de traérmelo a Madrid, pero ya tenía hogar. Un abrazo
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