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Yo vivo la vida como los adictos anónimos: un día a la vez. Al final de cada día me gusta preguntarme si lo viví bien o no. Si hice lo que debía hacer, si cumplí con mis obligaciones. Si me permití disfrutarlo, o si lo sufrí. Si fue un día en que logré estar en equilibrio, y en general si fue un día que puedo afirmar que valió la pena vivir. Y por supuesto la respuesta no siempre es 'sí'. A veces es un 'más o menos', o de plano un rotundo 'no'.
Ayer fue un día de 'más o menos' a 'no'. La verdad es que lo sufrí por momentos. Fue un día de constante reflexión. Fue un día en que los condicionamientos externos hicieron de las suyas. Fue un día que al principio me costó trabajo domar, y varias veces se me quiso salir de control.
¿La razón? El sentimiento de culpa por no hacer nada. Por raro que suene, así fue. De repente poco antes de media mañana, me di cuenta de que no había hecho nada productivo en lo que iba del día, cuando tenía pendientes por hacer, pero nada urgentes y que podían esperar; pero esa sensación de no estar haciendo nada cuando podría estar trabajando se me metió como la humedad y fue difícil de eliminar.
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Vivimos en una época en que la productividad prácticamente lo es todo, y posiblemente solo compite en protagonismo con nuestro narcicismo. Quien hace más, quien trabaja más, quien es más productivo, es visto en nuestra cultura como alguien mejor.
Frases como "El tiempo es dinero", "Al que madruga Dios lo ayuda", "No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy", y muchas más, perpetúan desde hace tiempo el culto a la productividad, al rendimiento. La explotación productiva de nuestro tiempo, que antes dependía de alguien o una entidad que nos explotaba, ahora se ha eficientado con el mentado emprendedurismo, y ahora nos auto-explotamos.
Hoy, más que nunca, no hacer algo se interpreta como una perdida de tiempo, y aquello que no produce dividendos, ganancias, se ve como una pérdida. Y aquellos que prefieren vivir a su ritmo, y pudiendo hacer más no lo hacen, son vistos como flojos, como personas poco comprometidas, como personas que desperdician su potencial.
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Eso está tan arraigado en nosotros, que hasta yo, alguien que hace 5 años decidió vivir a su ritmo, haciendo menos y viviendo más y mejor (desde mi punto de vista al menos), de repente se descubre sintiendo que debería estar haciendo algo, que debería estar "aprovechando mejor" el tiempo, como si dedicarse tiempo a si mismo no fuera importante.
El vernos como máquinas de productividad nos deshumaniza y hace que nuestra percepción del tiempo sea perversa. Pareciera que vivimos en una competencia en que todo se trata de hacer cada vez más, para luego poder tener más, y luego tirarlo porque nos aburre o ya no nos llena, e iniciar de nuevo el círculo, uno que nunca se cierra y nos aprieta cada vez más y más sin que nos demos cuenta.
Escapar de esta mentalidad que flota en el aire es difícil, y requiere de un esfuerzo, de una intención que si de vez en cuando no revisamos nos lleva a situaciones como la que viví ayer, en que ya que se instaló en mi esta sensación de que no estaba aprovechando bien mi tiempo, fue difícil librarme de ella, y como un mosquito de repente me daba vueltas de nuevo intentando picarme.
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Este 'mood' productivo y auto-explotador es respirado por todos, todo el tiempo, y muchos responden y guían su vida en torno a él, sin siquiera darse cuenta. Y un buen día algo pasa, y abren los ojos, pero tristemente muchos nunca lo hacen y viven y mueren con los ojos cerrados.
Si nunca te has puesto a pensar en que tanto trabajas y para que, y que tanto eso en realidad te permite tener una mejor vida, no en cuanto a lo que puedes comprar sino en la calidad de vida de tu día a día, te invito a hacerlo.
Ojalá y no, pero puede que seas uno de esos que viven con los ojos cerrados sin darse cuenta, o no los tienes tan abiertos como debieras, en ese caso nunca es tarde para hacer un alto y reflexionar al respecto. Yo lo hice, y a pesar de mis aparentes quejas, ahora soy más feliz. Muchas gracias por leerme y hasta la próxima.
©bonzopoe, 2023.
Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.
Me decía una viejita. “No se puede quedar parado esperando que todo le caiga del cielo” Hay que trabajar para comer, vestirse y tener su casa.
Se busca la calidad de la vida, estimado @bonzopoe
Totalmente de acuerdo, y la calidad de vida es muchas cosas, incluido el trabajo. Muchas gracias por comentar, un gusto verte por acá. ¡Saludos!