Hace un año que llegué a Chile, como dicen con una maleta de sueños, una montaña rusa de emociones, incertidumbre en todo mi ser y sí, mucho miedo pero con un impulso más allá de mi. Un 15 de Septiembre finalmente me reuní con mi mamá y hermano, después de dos años, no les puedo describir aquel momento, como tampoco se como pudimos pasar tanto tiempo a distancia, sin embargo se agradece por todo el aprendizaje y las nuevas perspectivas.

El primer paseo me lo dio mi hermano, me llevó a lo más bonito del centro, pero se encargó de presentarme a Bellas Artes, como para no olvidar mi inspiración y propósito. Quedé fascinada con los museos, las estructuras, tuve la oportunidad de ver una exposición sobre Condorito, pero no permitían hacer fotos. Cada paso era un encanto para mi, estar en Chile me devolvió la mirada hacia arriba, la admiración alegre de las pequeñas cosas, el agradecimiento de poder transitar con mayor tranquilidad.

Subimos muchísimos escalones para llegar a un castillo, donde puedes apreciar todo Santiago, que increíble recordar todo eso. El romance y la primavera son protagonistas en ese paseo, las esculturas, algunas más eróticas que otras, te van cautivando. Con mi mamá también tuve otro recorrido fascinante y emotivo, vivimos un reencuentro maravilloso en nuestra relación.

Si algo le agradezco a Chile es poder ver arte por donde camino, de hecho, siempre me paraba un momento para apreciar y encontrar nuevos detalles en las esculturas camino a donde estaba mi primer trabajo. El beso, así se llama la obra escultórica que ven acá, me di cuenta de su presencia casi que un mes después de tanto caminar por allí. Verla me removió muchas cosas, me inspiró amor sin duda, incluso despertó algún tipo de esperanza al respecto.

Lo poco que he podido pasear Santiago ha sido una reunión hermosa con el arte, me ha llenado mucho el espíritu y el impulso a seguir alimentando esta pasión loca que siento por las Bellas Artes. Las esculturas son compañía en el camino que de alguna manera recuerdan y afianzan esa creencia de que realmente no estamos tan solos y somos el lienzo de nuestra galería.

Muchas gracias por acompañarme en este recorrido y proceso artístico, las fotos son mi registro personal de tanta inspiración. Somos Lienzo en blanco para hacer la mejor obra de nosotros mismos. Gracias Hivers.