El tamarindo no es precisamente una suculenta fruta porque su acidez espanta a muchos, aun a los niños audaces, pero eso es solo cuando la fruta no está madura. En este caso he conseguido un poco de pulpa bien fresca, tan fresca que estaba recién descascarada.
Era una bebida muy refrescante en medio de un calor tan inclemente y mi idea era hacer unos heladitos, pero me dejé convencer por el calor tan apremiante y la mayoría terminó siendo servido en grandes vasos.
Empecé por disolver la pulpa en agua lo mas posible; suelo cocinar el tamarindo y hacerlo hervir un poco, pero esta vez decidíhacerlo al natural.
El azucar es muy importante pero no demasiada porque se arruina el acido natural y muy especial de esta fruta.
Yo hago las cosas un poco al revés porque endulzo primero y luego poco a poco voy agregando agua hasta alcanzar un equilibrio entre el dulce añadido y el ácido natural.
Para evitar tener un desagradable ecuentro con un trocito de cascara o una semilla se debe colar.
Si es posible tambien se puede colar varias veces y así no desperdiciar la pulpa que queda pegada a las semillas
Y llegó el mometo de meter los heladitos en el congelador, aunque sea unos pocos y el resto lo disfruté enormemente solo bebiendo un gran vaso de ese acido manjar.
Y no solo eso, los heladitos aunque pequeños eran tremendamente refrescantes.
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Hola Andrea, Gusto en saludarte, a cualquiera le provoca un heladito de esos! Se ven buenos!