Qué pena que al final de nuestra existencia
luchamos frente a
la ausencia del recuerdo
olvidando su época de niñez.
Qué felices somos
mostrando entonces el alma desnuda
sin miedo a que nadie nos pueda
nunca envejecer.
Cuando la maldad está por nacer y
la soledad no está nunca sola.
Cuando la sonrisa vive en su infinito
y el tiempo solo es tiempo
mientras su paso ya no importa...
Si es que se pierde por la inocencia
de quién no quiere crecer.
Qué pena
cuando la vida madura,
y en el soplar de sus velas
ya no hay sueño
que se pueda retener.
Qué pena de ese tiempo
que no sabíamos quién era,
y que pronto...
De nosotros se nos fue.
Poema propio.
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