El odio de los momentos,
el de las miradas con desprecio
que nos hacemos sin conocernos,
el de mirar por encima del hombro por que nos creemos
ante los demás perfectos.
Si no aprendimos nada,
si entre nosotros pasea
la envidia
antes que querer a una vida,
por el poder y del dinero.
¿Quiénes somos para decidir
el no querenos?
si solo de esta vida apreciamos
lo que se necesita para vivir en nuestro infierno.
¡Qué aprendimos!
si cuando nacemos ya vivimos
casi sin merecerlo.
Poema propio.
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