Cervantes Ciencias Vol. 140 p. 2-2

in Cervantes2 years ago

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Ya en volúmenes anteriores hemos hablado sobre la evolución humana, y en esta oportunidad abordaremos un poco el tema del desarrollo del ser humano en el embarazo y los primeros años de vida. Recordemos que, ya se había mencionado que el bipedalismo generó cambios a nivel de columna vertebral y su inserción en el foramen mágnum, más en la mujer, generó cambios en el canal del parto.


Si analizamos el mundo de los mamíferos, un grupo importante al que claramente pertenecemos, las crías nacen bastante completas a nivel morfológico, y a pesar de que cumplen su etapa de amamantamiento, tienen mejores mecanismos de defensa que la cría humana, quien nace sin una visión completa, los huesos de la cabeza sin endurecer completamente, sin caminar o poder desplazarse hacia la fuente de alimentos, como otros animales.


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Estudiemos el caso de la gestación de un elefante, un mamífero, incluso de los más grandes del Reino Animal, cuya gestación puede llegar incluso a los 22 meses, tiempo adecuado para que el nuevo individuo, tenga capacidades mucho mayores que la del hombre. La media de la gesta humana, es de 09 meses, aunque algunos llegan a nacer mucho antes y son asistidos por la maquinaria que el humano mismo ha creado para ello. Nuestros bebes además mantendrán una dependencia bastante definida, generalmente hacia la madre, como única manera para subsistir.

Esto nos habla de una cría indefensa y dependiente, cuyos cuidados de la madre pudiesen extenderse por principios sociales y ausencia de nicho ecológico-biológico hacia la pubertad, y en exceso, juventud y adultez. A nivel biológico incluso nacemos con un cerebro inmaduro, y si lo fijamos en porcentaje evolutivo funcional, estaríamos hablando de una consolidación del 25%. Esto quiere decir que, nuestro cerebro sigue su desarrollo luego del nacimiento.


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Sin embargo, no son del todo indefensos, pues nacen con una alta capacidad para enamorar a la madre y hacer que esta se esfuerce al máximo por mantener sus cuidados, esto no sólo es instinto, también es consecuencia de la estimulación química hormonal que se genera durante el amamantamiento y que se traduce en esa acción de protección.


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Durante el amamantamiento, la madre no sólo provee de los nutrientes esenciales para su etapa, sino que la leche materna proporcionará el fortalecimiento del sistema inmunológico, que comenzará a evolucionar y proteger a este nuevo ser de esas enfermedades que desde muy pequeño puede afectarlo.



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