Cuidado con la sartén | Contenido Original

in Cervantes3 years ago

—Petra, ¿qué estás haciendo?

—Ya voy, Alfonso.

—¡Apúrate mujer, no tengo todo el día! —le grita a todo pulmón.

Aquella mañana, Alfonso estaba muy iracundo por lo que juzga, falta de diligencia de su pareja. Petra está aterrorizada al ver los ojos enrojecidos de su compañero. El corazón le palpita aceleradamente y la voz se le quiebra.

—¿Dónde está lo que te pedí? —le pregunta en tono altanero.

—No sé. Aquí lo tenía, pero no lo hallo.

El hombre se levanta de la cama y camina hacía la sala contigua, ve a Petra azorada revolviendo las gavetas del Secreter. La observa murmurar. 

—¡Estúpida! ¿Cuándo aprenderás a tener orden?


Fuente: Pixabay

Ella empieza a temblar y las lágrimas brotan de sus verdes ojos, siente que la piel de su rostro le arde. No se atreve a contestar. Él la empuja a un lado, y escruta los documentos revueltos en la primera gaveta. 

—Mujer, no te quedes allí parada. Ve y prepárame el café como a mí me gusta, mientras ordeno este desastre que hiciste.

Ella de nuevo no se atreve a responder y sumisamente se apresura a ir a la cocina. El teléfono de la sala del comedor suena.

—¡Petra, atiende el teléfono! ¿Petra, escuchaste?

—Si.

—Entonces, ¿por qué no respondes? —replica en un tono autoritario.

Vuelve a repicar el teléfono, y Petra levanta el auricular.

—¿Quién es? No te lo volveré a preguntar.

—Es nuestra hija. —contesta con voz baja y angustiada. Por el momento hubo una pausa.

—Mamá, ¿cómo estás?

—¡Bien, hija!


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—No te creo, mamá. El tono de tu voz me indica que de nuevo papá te está maltratando.

—Nada de eso hija, tu padre está ocupado buscando unos papeles importantes.

—Madre. Entonces, ¿por qué tienes la respiración entrecortada?

—Achaques de la edad, supongo. Hija, ¿tienes algún problema?

—Nada que no pueda resolver. Ayer me peleé con Pedro.

—Otra vez hija.

—Si. Sabes que no soy tan sumisa como tú.

—¡Ten cuidado hija! Él es un hombre violento.

—Despreocúpate. Ayer le di su merecido, admito que me golpeo duro, pero yo le di con la sartén para que respete.

—Hija, esa relación no te conviene. Hazme caso, separate antes que ocurra una tragedia.

—Tienes razón madre. Tú deberías hacer lo mismo con papá.

—Él nunca me ha levantado la mano en los treinta años que llevamos juntos.


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—Sí mamá, pero te trata tan mal, que no pude superarlo, y por eso me fui con Pedro.

—¡Petra, tráeme el café! —gritó Alfonso mientras revisaba la última gaveta del secreter.

—Hija, discúlpame, te llamo luego debo prepararle el café a tu padre.

—Mamá, ¿cuándo te rebelarás a la tiranía de papá? Bueno, esa es tu vida, sigue sufriendo en silencio. Te llamo luego. —Colgó la hija al otro lado del auricular.

Petra caminó a la cocina, las palabras de su hija retumbaban en su cabeza. Sacó el paquete de café de la despensa, luego de llenar la cafetera con agua y colocarle el filtro, agregó una cucharada de café Gourmet.

—Mujer, ¿qué esperas? Tráeme el café —, gritó de nuevo Alfonso.

Apenas había colocado la cafetera en la estufa y tardaría algunos minutos más en hervir. Un silencio de profunda introspección la inundó, aislandola de los estímulos de la realidad presente. Las escenas de los gritos y descalificaciones rodaron en su mente, como si se tratara de un largometraje cinematográfico de la vida en común con Alfonso. Recordó los episodios de depresión y angustias recurrentes, y los llantos espontáneos, sin aparentes razones que suele tener.

Algo en ella había cambiado, sintió brotar la furia contenida en su interior, un ansia de desquite y pensamientos que nunca antes tuvo.

—Mujer, tengo rato llamándote y no contestas. ¡Te haces la loca o estás sorda! —, gritó como un energúmeno cuando entró a la cocina.


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La cafetera empezó a hervir ante la intensa flama. Ella lo miraba con el ceño fruncido. Parecía como poseída, al extremo de proyectar una especie de intimidación hacía Alfonso.

—¿Qué te pasa estúpida?, ¿por qué me miras de esa forma? 

Ella toma por el asa de la cafetera, sin quitarle la mirada y le dice: 

—¿Quieres tu café? Pues tómalo —, y le arroja, aún al rojo vivo, la cafetera. 

—¡En verdad estás loca! —grita, cuando la cafetera impacta contra su pecho y le salpica con el hirviente café. Instintivamente la empuja con fuerza.

Ella cae al suelo, pero se reincorpora de inmediato y toma la sartén por el mango para asestar un potente golpe por la cabeza que deja inconsciente a Alfonso. Al verlo en el piso, reacciona al ver la sangre brotar de la herida.

—¡Alfonso, Alfonso! ¡Estás bien! —, grita, a sabiendas que no es así. Se agacha para inspeccionar y nota para su alivio, que respira.

La mujer corre a la sala comedor, toma el teléfono y llama al 911. Al cabo de un rato llega la ambulancia. Los paramédicos reaniman a Alfonso y cuándo le preguntan el cómo se ha lastimado, él contesta que ha sido un accidente mientras mira con la vista perdida a Petra.


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Este breve relato, totalmente ficticio, pero verosímil que busca coadyuvar en la concienciación para la erradicación de la violencia en general, y en especial, en contra de la mujer.

En tal sentido, el 25 de noviembre ha sido declarado por la Organización de las Naciones Unidas como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Sin embargo, es muy lamentable y preocupante que durante la pandemia los informes y datos en esta materia revelan una intensificación en la violencia de género.

Necesitamos un cambio radical en la mentalidad y la cultura, no solo de los hombres, también en las mujeres para acabar con la vulneración recurrente de los derechos humanos. Hay que ser intolerantes con cualquier expresión de violencia física o maltrato psicológico manifiesto, en el abuso del fuerte contra el débil.

El respeto de la dignidad humana es una garantía para la paz y el progreso de la civilización. Mientras existan conductas aberrantes tales como matrimonios forzados, violaciones de mujeres y niñas, mutilaciones genitales, tratas de blanca (esclavitud y explotación sexual), prostitución, abuso sexual, incluido el sexo sin consenso dentro del matrimonio, la humanidad estará anclada a un aspecto bárbaro que obstaculiza su avance hacia una mejor sociedad en donde podamos ejercer una libertad plena como individuos.

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Y así como este relato diariamente en muchos hogares sucede esto, y aveces no solo es entre parejas, si no el efecto psicológico que esto causa en los niños. Saludos

Hola @erilej,

Lamentablemente tienes mucha razón. Los niños son víctimas indirectas, inclusive, directas en las relaciones más tóxicas. Espero que como sociedad algún día podamos superar este mal.

Excelente historia, nadie sabe cuanto alguna persona puede soportar tanta humillación

Hola @omarcitorojas,

La humillación es una acción detestable que necesita de dos. Quien humilla es tan culpable como quien se deja humillar, una relación bastante insana. En tal sentido, la solución por logica debe ser integral y eso amerita una elevación de conciencia en ambas partes.

Totalmente de acuerdo

Brutal y cruda historia que refleja vividamente el día a día de muchas mujeres vÍctimas de la violencia. Como sociedad tenemos un rol importante para la erradicación de este flagelo, debemos entender y hacerle ver a los demás, en especial a las víctimas, que la violencia no se resume solo a los golpes, va mucho más allá.
Excelente contenido, como siempre un gran trabajo, gracias por compartir. Saludos!

Hola @josebenavente,

Tienes razón, la solución no se logra con golpes. El relato se enfoca en mostrar la conjunción de varios aspectos de la violencia en el hogar, y si bien, por lo general la peor parte la llevan las mujeres, es sorprendente conocer de hombres maltratados por mujeres. Suele ser objeto de burlas en sociedades con tendencias patriarcales. Pero si se profundiza y hurga, las causas suelen origenarse en la infancia sin importar el genero.

En todo caso, la violencia es una conducta que debe evitarse, o administrarse con prudencia para lograr ser feliz en la vida.

Hola @janaveda.

Ciertamente existen hombres que son victimas de algunas mujeres, de hecho he conocido experiencias cercanas a mi persona, y aunque es menos frecuente es una situación desagradable porque como dices, son objetos de burla por parte de otros. Lo importante es erradicar siempre que se pueda todo tipo de violencia, sin importar de donde venga.

Un cordial saludo @janaveda.

Amigos de Cervantes gracias por estas letras que muestran todo los maltratos a las cuales son sometidas muchas mujeres en el mundo y no se atreven a denunciar. Quizas por temor o por amor.
Te apoyo cuando dices: "El respeto de la dignidad humana es una garantía para la paz y el progreso de la civilización".

Hola @mafalda2018,

Gracias por tan amable comentario. Todos podemos aportar un granito de arena en nuestro entorno para concenciar en este sentido, y así coadyuvar en erradicar tan deplorable conducta.