Aquí yace lo que las corrientes del mar dejó, un náufrago que en la deriva se ha perdido, que no tubo suerte en el tesoro que buscaba, quedó hipnotizado por las grandes aguas saladas.
El barco era su fuerza y las velas sus resistencias, pero ella era el viento que destrozaba cada intento de nadar en sus mares, y no dejo que llegara bien a orilla de sus palmarés.
Quizás no tengo suerte, y nunca la he tenido, quizás soy más débil y ya no tengo que volver por ese camino, y es que cada vez que se intenta buscar algo mejor, solo quedan presencia de un perdedor.
Trataré de no buscar otra respuesta, romperé el mapa que me conduce a dónde estás, creo que un día saldrás de tu hondas aguas, pero cuando me busques en otros mares ya voy a estar.
«Partes del rastro»
