Amor por cartas - Relato

in Cervanteslast year

Lavinia se emocionó al recibir, por primera vez, un paquete de su hija que vivía en México. Ellas no podían hablar por teléfono porque Lavinia era sorda de nacimiento así que las llamadas telefónicas no eran una opción. Cuando Alina se fue ellas tenían muy bajos recursos así que no tenían teléfono inteligente ni computadora, para enviarse correos electrónicos o mensajes de texto, y por eso se acostumbraron a enviarse extensas cartas con regularidad, en las que de vez en cuando incluían fotos, dibujos o algún otro detalle.

Esa vez había llegado una caja, un poco pesada. Adentro venía una carta de unas cuantas páginas para poner a Lavinia al día sobre mil detalles de su día a día: el trabajo, los lugares que había visitado, las cosas que había comido, las personas que había conocido. Venía con montones de fotos de ella, de lugares y de comidas... Lavinia miraba las fotos con los ojos empañados. En la caja venían toda clase de regalos: ropa, un par de zapatos, artículos de aseo personal, chocolates, un teléfono inteligente con instrucciones para usar WhatsApp y unas cuantas cosas más. Era la primera caja que podía enviar, porque hasta entonces solo había podido hacer transferencias de pequeñas sumas de dinero, pero al fin le estaba yendo bien en el trabajo.

Lavinia abrazó las fotos de su hija mientras lloraba; estaba feliz y orgullosa. En la carta le decía que para finales de año le enviaría un pasaje para poder reunirse al fin. Cuando Alina se fue ella quedó destruida, pensó que nunca más vería a su pequeña, tenía tanto miedo solo de imaginar a su niña sola en es país tan lejano en dónde no conocía a nadie... Pero ella había trabajado duro cada día para salir adelante y después de 2 años por fin había una estabilidad y la esperanza de volver a abrazarse.

Aunque después de aquella caja dispuso de teléfono inteligente, siguió escribiendo sus largas y coloridas cartas a su hija. No se acostumbraba a ese aparato, prefería hacer sus cartas con amor, y recibir las cartas de su hija, que además podía tocarlas y atesorarlas para siempre, mientras que un mensaje en ese teléfono era algo que podia borrarse con facilidad. Además le parecía que esos mensajes no tenían el alma que tenían sus cartas.

El pasaje de avión de Lavinia se retrasó un poco más de lo previsto, pero estaba tranquila porque sabía que su hija estaba bien.

Una tarde de principios de diciembre llegó un sobre grande con la tan esperada carta de esa semana. Al abrir el sobre lo primero en salir fue una foto de Alina con Raúl, estaban sonrientes y felices. Se habían conocido unos meses atrás y él la cuidaba como un tesoro. Además se había acostumbrado a incluir cartas en los sobres que mandaba Alina y así se habia ganado su corazón. Lo siguiente en sacar del sobre fue una invitación de boda, una ecografía y un boleto de avión. Lavinia rompió en llanto con aquel montón de noticias tan felices y corrió a leer la carta en la que su hija le daba las buenas nuevas y le explicaba como sería la logística para su viaje, al fin se abrazaría y no podía estar más feliz.

Imágenes de mi autoría, tomadas con teléfono Redmi 9a y editadas en Snapseed.