Guillermo, estaba emocionado, era viernes y los habían dejado salir una hora antes; mañana dormiría hasta tarde y luego saldría para hacer las compras. Decidió ir por pan y unas cervezas, era un ritual comprar el pan camino a casa; pero cervezas, ese era un lujo de los viernes de pago. Recordó que su esposa le haría pollo frito y ensalada rusa, podía saborearlo acompañado con las cervezas y pensó que ganaría puntos con ella si llevaba helado para el postre. Si encontraba de ron con pasas, seguro seguro, ella estaría muy feliz.
Su teléfono sonó camino a la panadería, era su hermano enviandole memes al whatsapp; hizo una nota mental de invitarlo a casa el domingo, tenían meses sin verse aun viviendo en la misma ciudad.
Afuera de la panadería había mucha gente, el olor a pan recién hecho le hizo rugir las tripas, esperó paciente que la panadería se vaciara un poco para poder entrar. Sintió que el peso de la semana de trabajo le caía encima, tuvo un flash back de su infancia: vio a su padre llegar a casa y decirle que hiciera silencio, que no quería jugar. Sintió nostalgia, entendió muchas cosas. Le dolía un poco la cabeza, pero no se iría sin el pan; Rebeca se enojaría si no llevaba el pan.
Todo pasó muy rápido, la gente gritaba y él yacía en el suelo con la mitad del cuerpo bajo un vehículo, la espada contra la pared de la panadería, estaba doblado en un ángulo poco natural. Pensó que Rebeca se enojaría, luego vino la oscuridad.
Para reflexionar... Se me empañaron los ojos. La vida se nos puede ir en un instante y nada más.
Hola! Gracias por tu comentario! La verdad es que no sabemos cuando nos llega la hora, la vida es solo un instante