Rainer Maria Rilke, la poesía del alma en la modernidad (I)

in Cervantes3 years ago

Después de un largo receso, vuelvo a mis publicaciones acerca de la modernidad poética. Había comenzado a presentar los principales movimientos de vanguardia artístico-literaria, y así abordamos el Futurismo (1 y 2) y el Expresionismo (1, 2 y 3), y en relación con él, a ese poeta peculiar que fue Gottfried Benn (1 , 2 y 3). Pero decidí hacer un paréntesis. En el campo del arte, y de la literatura en particular, no es tan fácil establecer una sucesión temporal estricta, pues además de fenómenos simultáneos también está la existencia de determinados autores que no se inscriben en una línea colectiva determinada.

De este modo, trataré a varios poetas antes de seguir con las dos corrientes vanguardistas restantes, es decir, el Dadaísmo y el Surrealismo. Dedicaré mi atención en primer lugar al escritor Rainer Maria Rilke, en dos o tres posts. Su relevancia para la poesía moderna y contemporánea es enorme.


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Rilke en 1900, a los 24 años Fuente

Antes de entrar a hablar de su obra y aportes, algunas líneas sobre su vida, lo que en la obra de este poeta es definitivamente inobviable.

Rainer Maria Rilke nació en 1875 en Praga, capital de la actual República Checa, que entonces pertenecía al Imperio austro-húngaro, por lo cual su nacionalidad sería austríaco-checa. Tuvo una infancia solitaria y conflictiva en lo emocional. Se sabe que su padre militar lo obligó a ingresar a una escuela castrense, de la que pudo salir por debilidades de salud. Cursó estudios literarios en universidades alemanas, y viajó y residió en varias ciudades europeas.

Tuvo por amante y estrecha amiga luego (hasta su muerte) a Lou Andreas-Salomé, mujer intelectual natural de Rusia a la que conoció en 1897 y con quien viajó a ese país, experiencia que influyó en su estética y espiritualidad. Andreas-Salomé, figura muy llamativa en la Europa de entonces, vinculada a Friedrich Nietzsche y discípula de Sigmund Freud, indudablemente influyó en la vida y visión de Rilke. Su epistolario con ella constituye una pieza de enorme atractivo. Sobre la figura de Lou Andreas-Salomé y sus relaciones (particularmente con Nietzsche) conozco un filme realizado en 1977 por la cineasta italiana Liliana Cavani que fuera titulado en español Más allá del bien y el mal.

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Lou Andreas-Salomé en 1897 Fuente

En 1900 conoce a la escultora Clara Westhoff, con quien se casa en ese año, y tiene su única hija, Ruth, en 1901. Se separará al poco tiempo, pero mantendrá con ella una relación epistolar conmovedora.

Se reconoce que en Rilke hubo una primera influencia simbolista, pues era la corriente estética predominante en sus inicios, y de esa huella su libro Historias del Buen Dios (1900), pero luego irá decantando su propio estilo en Libro de las imágenes (1902) y Libro de las horas (1905), conformado por El libro de la vida monástica, El libro del peregrinaje y El libro de la pobreza y de la muerte, en los que ya se hará evidente su tendencia a lo espiritual humano.

Estando en París de 1902, se acerca al escultor Auguste Rodin (el de "El Pensador", para dar una referencia inmediata), siendo su secretario de 1905 a 1906, y de quien, señala la crítica, asimiló el trabajo cuidado y meticuloso propio del oficio escultórico. En ese período escribe su novela de formación Los cuadernos de Laurids Malte Brigge (1904 -1910), libro de gran belleza y autorreflexión sobre la condición vital y el oficio del escritor.

La I Guerra Mundial, como se puede imaginar, lo afecta duramente, que vive en Alemania (no puede volver a París). Entre 1910 y 1912 vive en el castillo de Duino (Trieste, actual Italia), del que era propietaria su amiga y bienhechora, la princesa Marie von Thurn und Taxis (las cartas dirigidas a ella son piezas inolvidables). Allí escribe los poemas de su libro La vida de María (1913), y comienza a escribir una de sus obras capitales: Elegías de Duino, pero que terminará en 1922, diez años después.

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Castillo de Duino Fuente

En ese intervalo se producirá la gran crisis de creación de Rilke, que lo mantendrá mucho tiempo sin producir poesía, duro periodo que se desbloqueará cuando, en 1919, viaje a Suiza, y luego de su paso por varias de sus ciudades, se establezca en el castillo de Muzot (1921), gracias a un amigo. Allí, entregado a un intenso trabajo, retomará y concluirá su libro por excelencia: Elegías de Duino en 1922, y producirá Sonetos a Orfeo, su otra obra principal.

Aquejado por los malestares de una enfermedad que comenzará a manifestarse fuertemente en 1923 y de la que morirá -leucemia-, estará entre Alemania, Francia y Suiza. Morirá en 1926 en este último país, con la leyenda de que el desenlace se produce al pincharse un dedo con una rosa, motivo de cierto tono poético, sobre todo para quien había cantado a la rosa.

Continuará...

Gracias por su lectura.


Gif diseñado por @equipodelta

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Wow que integrante historia me encanta todo lo referente a la I y II Guerra mundial gracias por compartir esta historia

Gracias por visitar mi post, @atardeceres81. Debo decirte que el post no es sobre la I Guerra Mundial, sino sobre un poeta que vivió en parte en ese tiempo.
PD: Debes atender un poco más a lo que escribes.