Me muevo en silencio para no despertar tus dudas,
camino de puntillas por el silencio de mi soledad
espero callado tus gritos de auxilio bajo lluvia,
mi expectación me vuelve culpable de poderte amar.
Mi miras sorprendida de que pudiera al fin llegar
estás atada a la silla del castigo de tus malas decisiones,
pudiste darme la mano, escapar conmigo y volver jamás
pero optaste por culparme y pasearme por tus prisiones.
¡Ya no más el remordimiento por dejarte ir!
Eres la maleza que crece sin control en un campo febril
te amé hasta la locura, hasta olvidarme de mi
y si de algo soy culpable es de no haberme alejado de ti.
Se me agotan los argumentos en el silencio de la acusación
el amor no la excusa con la que soñamos en el delito,
y el señalamiento no es la ayuda adecuada para una redención.
No soy culpable de tu infelicidad. Ese era tu destino.
No hay camino de rosas para quien mintió sobre el cariño,
no hay salidas fáciles para un sueño atormentado
si de algo soy culpable es de convertirme en un niño,
esperando la mirada, el abrazo, la caricia del ser amado.
Yo soy culpable de nada, amor.
Tan sólo de intentar mitigar tu dolor.
Foto propia