El hombre llegó y se fue...
El hombre suspiró y recordó cada uno de sus naufragios: estar roto, devastado, se le había hecho costumbre. Sabía de los fríos colmillos de la soledad, de la rutina inmoral de los días. El hombre volvió a suspirar, consciente de que era simplemente un transeúnte más de este mundo y que con los meses había pasado a ser solo una sombra, un escombro, polvo de los otros.
¿De cuántas cosas había huido? Pensó el hombre acechado por la tristeza y la derrota. Una vida inconclusa y pobre de estatua, como calendario sin página numerada y sin fecha. Siempre se creyó signado para grandes cosas, por lo que evitó vivir como el resto. Y ahora la vida le preguntaba qué había adquirido hasta ese momento, con cuáles fichas contaba, cuál había sido su mejor jugada, y el hombre se había visto las manos vacías: pobre de él, no contaba con nada.
Con las manos en los bolsillos, el hombre, en mitad de la oscuridad, comenzó a caminar mar adentro. Con cada ola que venía se tambaleaba, pero seguía, dispuesto a alcanzar por lo menos una, la última, de las cosas que se había propuesto. Mientras su cuerpo era arrastrado por el mar, el hombre pensaba en los titulares de la mañana: "Hombre muere ahogado, la familia muere de pena". Y el hombre se fue con las olas y pasaron los días, los meses, los años, y nunca nadie, jamás, se dio cuenta.
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En realidad, podría decirse que somos como gotas de agua que pasan por la vida arrastradas por la marea. Hay algo en lo que al menos el hombre no fracasó: su familia, que según dice el periódico 'muere de pena'. Lo que demuestra, a fin de cuentas, lo que de verdad es importante. Por otra parte y aunque no tiene nada que ver, este relato me recuerda la famosa historia del hombre-pez de Liérganes. Liérganes es un bonito pueblo cántabro, en la costa norte de España y en el siglo XVIII ó XIX se dio el caso de un vecino que dejó su vida, su familia y se adentró en el mar. Y se cuenta que en el mar vivió toda su vida. De hecho, Liérganes tiene una estatua en su memoria. Ya ves tú, qué cosas: al final, por diferentes motivos, ambos terminaron regresando al Génesis de la Vida. Un fuerte abrazo
Sí, creo que estamos de paso por aquí, @juancar347! Sin embargo, hay quienes no dejan huellas de su paso por esta vida. Debe ser triste que encima de breve, la vida de un hombre sea insignificante. Un abrazote para ti
Hermoso hasta la tristeza y el dolor, tu relato. La desolación es nuestra amenaza. Un abrazo, @nancybriti.
Estamos destinados a ser un suspiro. Lo que debemos buscar es tratar de que ese instante valga la pena. Abrazos para ti, @josemalavem.
¡Duro y hermoso! Me dejó sin palabras.
Gracias por leer, @ylich. Saludos
Excelente trabajo @nancybrity, me recordó una obra de Victor Hugo (Los trabajadores del Mar) de donde por cierto mi Padre tomó mi nombre, te lo recomiendo, felicidades!
Gracias por tu valoración, @gilliatt. Y por la recomendación. Trataré de leer el texto que mencionas de Víctor Hugo. Saludos