El niño de los mandados
Un día, apareció en el barrio un niño de unos 8 años que, por su aspecto humilde, a nadie le pareció extraño y que inmediatamente hizo contacto con la mayoría de los muchachos. No era raro ver a aquel niño haciendo los mandados: que si lleva estos papeles, que si lleva este recado, que nadie te vea ni te oiga, para que nadie sepa dónde estamos. Y el niño corría con más energía que un dinamo y así se ganó la confianza de todos los que en aquel grupo participábamos.
El gobierno era cada día más opresor y ya no le importaba mostrar su cara de dictador. Así que ante cualquier rebeldía e insubordinación, oprimían al que fuera: niño, anciano, empleado o profesor. Por las redes, la radio y la televisión, defendían sus atrocidades a favor de la revolución. Ante esto, de manera oculta, en los barrios se planificaba una agitación para así acabar con aquel gobierno, a todas luces, maltratador.
Pero un día, eran como las 9 de la noche, creo yo, llegó un comando de militares que con fuerza irrumpió, en nuestro escondite ideado para lograr la sublevación. Muchos logramos huir de aquella situación, pero otros fueron apresados y llevados a prisión. Con los años se supo, con gran tristeza y conmoción, que aquel niño de los mandados había sido el traidor.
Pues no sé qué decir, salvo que en mi opinión el niño sólo fue niño y en realidad, los únicos traidores que veo son tanto el gobierno como la contra, porque creo que ningún fin justifica la malversación de la infancia y aunque ya sé que es una utopía, debería considerarse la violación de los derechos de infancia como un verdadero crimen de guerra, que seguramente lo esté, aunque en el mundo en el que vivimos no deje de ser un simple papel mojado. Abrazos
De acuerdo contigo, mi querido amigo!! Me ha tocado ver criaturas inocentes utilizadas y aprovechadas en su necesidad!! Si no castigo de la justicia humana, por lo menos castigo divino tendrán esos rufianes. Te abrazo
Emocionada y agradecida por vuestro apoyo, amigos!!! Gracias, mil gracias