La vida que pasa
Cerca de la ventana, Claudia se toma una foto y la monta en su perfil. Acompañando la imagen escribe: “Perfecta siempre porque uno nunca sabe cuándo se encuentra con su príncipe azul”. La fotografía recibe muchos “like” inmediatamente. El muchacho de los ojos azules la mira y le pregunta la hora, Claudia se la dice sin alzar la vista. Concentrada en los perfiles de los otros, aunque el cuerpo de Claudia viaja en aquel bus, su mente navega por las redes sociales.
Mientras el transporte avanza, Claudia se mete en whatsapp a charlar con una amiga. Al igual que ella, la otra chica va rumbo al trabajo. Las dos son amigas de la infancia y se conocen desde toda una vida. Claudia le dice que quiere enamorarse, pero que ya no quedan hombres disponibles. Se queja de su mala suerte en el amor, de las pocas oportunidades que se le han presentado. Sus dedos vuelan sobre la pantalla, mientras cierra con una carita llorando.
El autobús recorre la ciudad y poco a poco los pasajeros van bajando. Hace un día hermoso, pero Claudia ni se da cuenta. Tampoco se da cuenta que el muchacho de los ojos azules, antes de bajarse, le regaló una última mirada. Claudia escribe y escribe, intercambia íconos y stickers. Cuando llega a su parada, a su amiga le dice: “Te dejo. Voy a estar pendiente, porque de repente me consigo mi príncipe”.
@tipu curate
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