Vida de telenovelas (Relato corto)

in Cervantes3 years ago

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Vida de telenovelas

Desde pequeña, a Marimar le gustó ver telenovelas. Con aquel nombre, no podía ser de otra manera. Desde el vientre, cuando su madre embarazada atinó a ponerle el nombre de una hermosa protagonista de una serie, fue marcada de por vida. Fue así que cuando niña, entre muñecas, jugaba a copiar la vida de los melodramas de turno y de los personajes de la televisión.

Teniendo como ejemplo las actrices, Marimar creció sintiendo que en algún momento llegaría su galán millonario a quien le entregaría su amor, tal vez llamado Fernando Luis o José Alberto, quien tendría una madre bruja, que haría lo imposible por robarles la felicidad. Pero nada de eso sucedió. Marimar se encontró a un hombre llamado Perucho, que trabajaba en el mercado y una suegra que la quería mucho.

Pegada a la televisión, a Marimar se le iba la vida, se le quemaban las carnes, la sopa, el arroz. Cuando Perucho llegaba a la casa y la encontraba llorando y le preguntaba qué le pasaba, Marimar a llanto suelto, contaba el capítulo con dolor: hoy Isabel Cristina quedó ciega y Luis Fernando no sabe nada porque la bruja de Emperatriz se lo ocultó.

Cuando Marimar tuvo los hijos, jamás lo dudó: uno se llamaría José Eduardo, la otra Carlota Rubí y la otra Abigail. Pero a pesar de las aspiraciones de la madre, ninguno de ellos, con aquellos nombres grandes e importantes, triunfó. Sin embargo, Marimar sabía que las cosas podían cambiar, de la noche a la mañana podía llegar la suerte: una herencia, un familiar millonario perdido, conocer el verdadero amor.

Y así se le fue la vida a Marimar, que ya vieja en el penúltimo capítulo de su vida, postrada en una cama, con amargura pensó, que tal vez ella nunca fue la protagonista de la historia, sino un personaje de relleno, de una historia mala y real, de esas que nunca transmitirían en televisión.

HASTA UNA PRÓXIMA LECTURA, AMIGOS

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Lástima llegar al final de una vida, dándonos cuenta del tiempo que hemos perdido soñando con quimeras en lugar de vivirla con la mayor intensidad posible. Moraleja: quien sueña con telenovelas al final no vive. Abrazos filoménicos

Ese abrazo debe ser frío, @juancar347!! jajajaja

Podemos ser como personajes de telenovelas o de cualquier otro texto de ficción (como el Augusto Pérez de Niebla), tener tristes destinos y no percatarnos hasta que llega el final. Saludos, @nancybriti.

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Lo más triste es eso: no es ser personaje , sino darnos cuenta al final, cuando no hay manera de cambiar los acontecimientos. Un abrazo, @josemalavem