El trato (Escena corta de teatro - surrealismo)

in Cervantes3 years ago

El trato


(A la izquierda de la escena, iluminada en ocasiones, una silla de ruedas que soporta a Dindo. Junto a la silla un porta sueros. El resto de la escena es un lugar desolado, un descampado con algunas rocas, un árbol seco y ruido de coches lejanos. Debe haber una carretera cerca.

Dindo descansa en la silla, parece dormido y viste ropa de hospital. A la derecha está Catamaro apoyado en una de las rocas, viste un traje a rayas blancas y negras, zapatos luminosos y sombrero ajustado, tipo gánster; parece esperar.)

DINDO – Ya estoy dispuesto, ya…

CATAMARO – ¡Ya está dispuesto!

(Silencio)

CATAMARO – ¡Vamos!

(Dindo va al descampado, ya despierto, parece no haber estado durmiendo)

CATAMARO – Has olvidado la silla.

DINDO – Habíamos quedado en que no la necesitaría en este lugar.

CATAMARO – Un trato es un trato, ¿verdad? No seré yo quien falte a su palabra. Está bien entonces. Dime, ¿qué has estado haciendo?

DINDO – (dubitativo) Ya lo sabes, poco puedo hacer en el hospital. Me tienen todo el día ahí, en ese otro lugar. Además, sin poder andar…

CATAMARO – Claro, claro. Ya lo sé.

(Catamaro se acerca a Dindo, a quien parecen temblarle las piernas.)

CATAMARO – Pareces nervioso, como si tuvieras que esforzarte mucho para mantenerte en pie. Teníamos… tenemos un trato. Dime, ¿qué has estado haciendo?

DINDO – Nada, de verdad. Sólo hablar.

CATAMARO – Hablar.

(Dindo, también ahora en la silla de ruedas, se convulsiona. Hay dos “Dindos” en escena. El que está de pie se aleja de Catamaro, parece asustado.)

DINDO – No he dicho nada, ellos preguntaban pero yo no he dicho nada. Sabes que no lo haría. Yo nunca quise estar en esa silla, ¿por qué querría hacerlo? Lo sabes bien. Aquí puedo caminar, soy feliz, estoy completo y disfruto tus visitas. Me crees, ¿verdad?... Yo sé que sí. (Catamaro ha sacado una cerilla) No… no es necesario, sabes que no te miento. Lo sabes, ¿verdad?

(El que está de pie mirando sus propias piernas, el que está en la silla se convulsiona cada vez más.) Por favor, no lo hagas. Me gusta… ¡me gusta estar vivo!

(Catamaro ha estado oyendo pero ya no habla más. Enciende la cerilla sin prisa. La mantiene a media altura, delante de sí. El Dindo del descampado se desploma. Catamaro se desvanece tras su sombra y tras la cerilla.  Casi todo se apaga, quedando sólo una breve luz sobre la silla de ruedas. Dindo en la silla se convulsiona menos. Ruido de coches lejanos, más allá del descampado. Las convulsiones cesan. Se hace el...

OSCURO)


por Salvador Flores - @salvao


Pixabay

En el umbral entre la vida y la muerta, pactar con lo sobrenatural puede tener las peores consecuencias...

Este es una escena que escribí y compartí hace unos dos años; encuentra aquí la publicación original. He pensado que voy a revisar y ordenar mis textos, mis relatos y mis poemas; corrigiendo aquí y allá, tratando de mejorarlos. Además, un poco de organización no vendrá mal a la hora de tratar de darles uso. Así que los que vaya teniendo listos y/o me gusten, los traeré de nuevo por aquí para conocer sus opiniones.

¡Saludos y gracias por pasar a leer!


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Me encanta encontrarte y leerte.
Un abrazo

Hola, poco a poco... ajajaja Abrazos!

Jaja! para no agobiarse
♥♥♥

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