Imagen cortesía de Cultura Colectiva
A mis nueve años ese mágico verano de 1986 descubrí a un tipo del cual todos mis amigos en la escuela hablaban pero yo nunca lo había visto, un tal Diego Armando Maradona. En mi colegio ya se sentía la fiebre del fútbol en la medida que se avecinaba el día que se abría el telón de "México 86", a la vez la dictadura del béisbol en mi natal Venezuela se hacía a un lado en los patios , plazas y callejones y los balones con sus pecas negras rodaban con sus respectivos niños detrás.
Obviamente el mosquito del fútbol me picó a mi también, dejé atrás mi bate, mi guante y la pelota y me uní a mis amigos en las "caimaneras" en la calle. Es curioso como las partidas demoraban en iniciar sólo por un detalle: TODOS QUERÍAN SER MARADONA. Y es que era tal la admiración que "el pelusa" generaba en los niños de mi generación que nos tomábamos muy en serio el honor de ser como él sobre la cancha (o donde sea que se juegue).
Ese mundial de México lo vi en la tele, el mundo fue testigo de como un ser humano se puede convertir en Dios pero yo vi lo que significa ser líder, porque para mi eso era Maradona, un líder. Recuerdo cuando Argentina jugaba al día siguiente el primer comentario entre los chicos era "¿vieron el gol de Maradona?", "vieron la jugada de Diego", a mi lo que más me impresionaba era lo forma como guiaba a su equipo, como todo el peso del planeta se posaba sobre su espalda y éste era capaz de soportarlo para hacer diabluras en el rectángulo verde.
Creo que el momento cumbre, el que hizo que los chicos del barrio, los del country club, los del campo, los de la ciudad y el jodido mundo entero se entregaran a él en alma, vida y corazón fue esa demostración magistral en el mítico Azteca contra la selección de Inglaterra víctima del gol más polémico de la historia de los mundiales y a la vez del más hermoso y recordado, ambos con un denominador común Diego Armando Maradona. Hay que ser muy descarado para realizar un gol con la mano y celebrarlo con la picardía que nos caracteriza a los latinoamericanos, no sólo eso, declarar después sin pudor alguno que ese tanto fue con la ayuda de la mano de Dios sólo lo magnifica el hecho que minutos después de ese gol este mago marcó el tanto del siglo, el que todo jugador de fútbol sueña con plasmar y el que toda afición celebra con más furia.
Ese fue uno de esos momentos tipo: Recuerda lo que estaba haciendo cuando...ese día me enamoré del fútbol, de la vida, de la humanidad, de la capacidad de un ser humano para cambiar el mundo no sólo por su talento sino por su determinación. Maradona quedó en el recuerdo como una ídolo de pies de barro, el más humano de los diosos como diría Eduardo Galeano, el reflejo de lo que cuando estás enamorad@ de alguien le perdonas todos sus defectos (y mira que los tenía el pelusa) pero estos superan lo que este le dio al mundo.
Carlos D Pérez G / @waraira777
¡Felicidades! Esta publicación obtuvo upvote y fue compartido por @la-colmena, un proyecto de Curación Manual para la comunidad hispana de Hive que cuenta con el respaldo de @curie.
Si te gusta el trabajo que hacemos, te invitamos a darle tu voto a este comentario y a votar como testigo por Curie.
Si quieres saber más sobre nuestro proyecto, acompáñanos en Discord: La Colmena.
Congratulations @waraira777! You have completed the following achievement on the Hive blockchain and have been rewarded with new badge(s) :
You can view your badges on your board and compare yourself to others in the Ranking
If you no longer want to receive notifications, reply to this comment with the word
STOPBonito artículo. Una experiencia compartida por muchos, quienes quisieron emular al pelusa
Nos habría encantado tener su publicación en el feed de nuestra comunidad donde muchos autores comparten el contenido deportivo hispanohablante.
Suscríbase y comience a compartir debates con otros usuarios. Saludos.
Gracias por tus palabras, con gusto visitaré tu comunidad. Saludos.
¡Hermoso escrito!
Gracias por tu comentario, saludos.