Dichoso noviembre de 2022...
Mes que se desliza suavemente entre los dedos del tiempo, como un susurro de esperanza, abrazándome con su manto lleno de fuerza. La guerra, con su rostro sombrío y su eco de lamentos, finalmente había concluido, dejando atrás el eco de la desolación.
En su lugar, el amor ha florecido, radiante y sin temor, como un jardín que despierta tras el invierno más crudo. Poco a poco, ese amor se ha expandido entre los Valles Suecos, como un río que serpentea entre montañas, murmurando secretos sobre las coincidencias del destino.
La historia, esa eterna narradora, se ha convertido en un libro cuyas páginas relatan paisajes de ensueño, jamás explorados por el ser omnipotente. Cada palabra es un suspiro, cada frase es un latido que da continuidad a la mágica ciudad que vive en el alma, como pólvora en el cañón, los caminos se disparan hacia el infinito, iluminando la oscuridad con destellos de vida.
Noviembre, dulce e interminable noviembre...
Desciende cantando la voz del corazón, esa melodía que resuena desde lo más profundo, como un canto ancestral que nos recuerda quiénes somos. Sus ojos, color cacao, son dos espejos que reflejan la esencia misma del amor; se desbordan atractivos y elocuentes, como el deleite del chocolate más oscuro que acaricia el paladar y despierta los sentidos.
El viento, cómplice de los amantes, trae consigo una canción que entrelaza sus almas. Es una sinfonía que materializa la eternidad en cada roce, en cada mirada compartida. Juntos, construyen monumentos hacia la inmortalidad, abriendo sueños que desafían la lógica y multiplican lo irracional hasta desbordar el horizonte de lo imposible.
El elíxir del amor finalmente resurge, mágico y poderoso, cuando logra acariciarla con una sensación de pureza infinita. En ese instante sublime, se demuestra una vez más que su hogar es la calidez de su presencia, el refugio donde los dos corazones encuentran su paz eterna.
¿Qué esperabas?
English
Blessed November 2022...
Month that slips gently through the fingers of time, like a whisper of hope, embracing me with its mantle full of strength. The war, with its somber face and echoing wailing, had finally ended, leaving behind the echo of desolation.
In its place, love has blossomed, radiant and fearless, like a garden awakening after the harshest winter. Little by little, that love has spread among the Swedish Valleys, like a river meandering between mountains, murmuring secrets about the coincidences of destiny.
History, that eternal narrator, has become a book whose pages narrate dream landscapes, never explored by the omnipotent being. Each word is a sigh, each sentence is a heartbeat that gives continuity to the magical city that lives in the soul, like gunpowder in the canyon, the paths shoot towards infinity, illuminating the darkness with flashes of life.
November, sweet and never-ending November...
She descends singing the voice of the heart, that melody that resounds from deep within, like an ancestral song that reminds us of who we are. Her cocoa-colored eyes are two mirrors that reflect the very essence of love; they overflow attractive and eloquent, like the delight of the darkest chocolate that caresses the palate and awakens the senses.
The wind, accomplice of the lovers, brings with it a song that intertwines their souls. It is a symphony that materializes eternity in every touch, in every shared glance. Together, they build monuments to immortality, opening dreams that defy logic and multiply the irrational until they overflow the horizon of the impossible.
The elixir of love finally resurfaces, magical and powerful, when it manages to caress her with a sensation of infinite purity. In that sublime instant, he proves once again that his home is the warmth of her presence, the refuge where the two hearts find their eternal peace.
What did you expect?