Me quedó doliendo el hombro como pro una hora, esas ardillas están hartas de los humanos, hay que tenerles cuidado porque pueden hacer una revolución contra nosotros a fuerza de mangos.
Yo también estaba nerviosa en la calle, de hecho, se lo dije a Ilaz porque los dos andábamos como si nada con los teléfonos en la mano grabando, pero la zona donde estábamos es bastante tranquila y segura; así que no había tanto riesgo