Hay muchas cosas que quiero decirte. Son muchas cartas que voy a querer mandarte, muchas palabras que tendré que guardarme y desahogar por mi cuenta. Son muchas cosas de las que no te enterarás.
Primero, extraño la sensación de hogar que tenía a tu lado… nuestras piernas entrelazadas, nuestras manos buscándose, nuestra sonrisa encontrándose. La manera en la que éramos tan libres, tan felices.
Lo fuerte del amor romántico es que nos recuerda al hogar. Y cuando el hogar no está, algo se rompe dentro de uno. Tú eras mi hogar, mi abrazo, mi calma. Y anhelo que cuando pase la tormenta, poder mostrarte todas las cartas que te escribí cuando no te tuve. Anhelo encontrar complicidad en tu mirada, brillo, sonrisa. Que vuelvas a mirarme así y que comencemos de nuevo.
Que el daño que habita dentro de ti mágicamente desaparezca. Sé que lo intentamos hasta al final, hasta que no se dio más. Sé que pasaré muchas horas contando la cantidad de días que han pasado y lo fuerte que he sido al no desmoronarme viendo una foto tuya o nuestro último chat. ¿Será que nos convertiremos sólo en recuerdos? No quiero que seamos solo un recuerdo. Quiero que seamos pasado, presente y futuro. Odio admitirlo, pero creo que te quiero más de lo que puedo comprenderlo. Y esa sustancia que nos unía y nos hacía explosivas, honestas, sentimentales, intensas, era lo que me hacía sentir en paz. Saber que podía dormir contigo, despertar contigo, comer contigo, hacer mil planes, escucharte hablar, acostarnos en la grama y saber que nos teníamos.
Extraño tanto tenernos…
Pues debió ser bella tu pareja para quererla tanto, ojalá alguien me quisiera así.