No quiero tener que explicarle a psicólogas la realidad que estoy viviendo en mi mente
No quiero cansarme agotando saliva para al final no ser entendida
Es como si el espíritu de la tristeza estuviera manejando mi cuerpo y mi mente, como un títere
Y me veo en este cuarto, en el espejo en el que alguna vez me hallé y ahora me desconozco
Las luces moradas me encandilan,
Y tengo muchas preguntas
Una de ellas es: cuándo me tocará a mi? Estoy harta de cuidar.
Este día te recordé fumando dos cigarros el día que te visité
Es la cantidad que fumas al día cuando estás ansiosa
Capaz es el trabajo, la nueva rutina, el cansancio, las preguntas
Tal vez tú tienes preguntas, al igual que yo
Pero recuerdo ese humo que se perdía en la ventana y llegaba hasta la habitación
Y pienso en cómo me quedé sola, aquí, en tu cama,
Y nunca te volví a sentir igual,
Y nunca me volví a sentir igual.
foto tomada por mí
Que fortuna es el no sentirse igual que antes. Aunque es posible que antes existieran sensaciones mucho más amenas y agradables.
La fortuna es, que invita al cambio; siempre hay un cambio, incluso si hay una incomprensión muy en lo profundo de nosotros. Existe.
Intención es causa.
Saludos, querida Aida.