Muchas veces nos pasan anécdotas que nos regalan aprendizajes o nos brindan la oportunidad de disfrutar momentos muy agradables. Hace unos días, estaba aburrido, y entonces pensé: Vale, debo hacer algo o me matará la falta de ocio. Mi primito también estaba igual, así que se me vino una idea a la mente. Entonces, viendo algunos palos secos y bosas platicas abandonas, decidí darles uso haciendo una cometa, o como le decimos aquí en Venezuela “Papagayos”
Mi primito contó que por donde vive todos los niños tenían uno y él era el único que no, y que se sentía triste, excluido por no poder compartir con sus amigos, o unirse al grupo, pero no podía jugar de la misma forma que ellos, porque todos alzaban muy altos sus cometas y él sólo los veía hablar y decirse que cometa llegaba más alto. Entonces le dije: venga, no sólo te haré un cometa, también te enseñaré a hacerlo.
Entusiasmado y como todo un buen alumno, se sentó a mi lado a observarme mientras yo le explicaba paso a paso cada cosa que yo hacía. Tuvimos una buena conversación y le explique que yo al igual que él, cuando era niño me entristecía al no tener un cometa, y no saber realizarlas cuando todos mis amigos tenían una y la temporada de vacaciones todos salían de sus casa a disfrutar un rato con ellas.
Le conté que mi padre no sabía realizarlas y que siempre me quedaba a ver como las otras personas las hacían para poder aprender, para poder ser parte del grupo. Y aunque me fue difícil, pude lograrlo, con muchos errores, pero nunca rindiéndome, y cuando por fin me salió bien, me sentí muy feliz como una lombriz, jaja.
Cuando era niño, todas las vacaciones los niños de mi vecindario se juntaban para hacer competencia de cometas, y ganaba la que estuviese más alta. Y siempre me esforzaba por realizar la más bonita o a mi manera hacia cálculos para que tuviera las mejores alas, XD. Pero siempre usaba el ingenio al realizarlas. Él se quedaba hipnotizado al escuchar todo esto, y me dijo que daría todo su esfuerzo por aprender.
En mi proceso por explicarle, le comente que las cometas deben hacerse de un material ligero, con esto me refiero a la madera utilizada, que debe ser de una planta parecida al bambú, que aquí le conocemos como varilla de juajua. Y seguido de esto, le explique todo el proceso siguiente, el paso a paso.
También le comente que podemos usar materiales reciclables, como las bolsas plásticas, periódicos, o tela, que haciendo esto nuestro planeta tierra nos los agradecerá porque así, le damos un buen uso a lo que puede contaminar nuestro planeta.
A él se le veía la cara de felicidad y entusiasmo por escuchar esta conversación, y aprender cosas nuevas. Y cuando su cometa estuvo lista, me dio un fuerte abrazo y salió corriendo de la emoción para poderlo hacer volar.
Este encuentro me hizo reflexionar que Los niños, son como una esponja, son fáciles de absorber todo lo que escuchan y ven, por eso hagamos que aprendan todo lo mejor que el mundo tiene para ofrecer, enseñarlos a fabricar sus sueños y que junto a ellos lleguen lo más alto posible. Porque la vida se trata de aprender y de enseñar, y lo más grato es saber qué haces feliz a un niño, saber que puedes enseñarlo a ser una buena persona.
#POSH