Un saludo a todos los Hive amig@s que visitan mi blog.
En esta oportunidad traigo mi participación en el concurso de escritura de @fuerza-hispana quien nos invita a crear una historia de terror o suspenso.
Mi peor pesadilla
Luego de una hora, Marcela se sentía vencida por el sueño, y consideró que ya su cuerpo y su mente estaban lo suficientemente cansados como para ir a dormir. Así que, decidió apagar la luz y acostarse; a los pocos minutos ya estaba sumergida en un profundo sueño.
Marcela escuchó que la llamarón y se levantó de la cama, miró fijamente la manilla de la puerta y luego de pensarlo bien se acercó hasta la puerta y aunque tenía mucho miedo cerró los ojos y abrió la puerta de un jalón. Gritó y al abrir los ojos se sorprendió al no ver a nadie, se dio cuenta que no había nadie extraño esperándola para hacerle daño, así que, salió de la habitación y poco a poco caminó hasta la habitación de su madre, abrió lentamente la puerta y se percató que su madre dormída profundamente, vio hacia la mesa de noche y el reloj de la alarma marcaba las 3:00 am, cerró la puerta silenciosamente y se dirigió hacia la cocina, tenía mucha sed y fue por un vaso de agua. Todas las luces de la casa estaban apagadas, pero aún así escuchó que el televisor estaba encendido. Se tomó el agua y se preguntó: Si mi madre está dormida y yo estoy aquí… ¿Quién está viendo la televisión? En ese momento sintió que el miedo se apoderaba de ella, vio el dispensador de cuchillos que había en la cocina y tomó uno de ellos, pensó que eso serviría para defenderse si algún ladrón u otra persona extraña había entrado a la casa, impaciente pero aterrada se dirigió hacia la sala muy lentamente, estaba descalza y caminaba de puntillas; se escondió detrás de la pared que separaba la cocina de la sala y se asomó despacio para descubrir que en la sala había algo extraño, frente a la silla mecedora de su abuela se reflejaba una sombra que se veía como una silueta de mujer, su madre estaba en su habitación así que no podía ser ella; Marcela se apretó fuertemente el cuchillo en su puño y poco a poco pero aterrada camino hasta la silla y cuando descubrió la lo que estaba en la silla no lo podía creer. Una muñeca gigante que su abuela le había regalado cuando era niña, y la cual estuvo guardada en el garaje de la casa desde que su abuela murió. Pero, ¿Quién había colocado eso ahí? Entonces Marcela recordó que su madre estuvo limpiando a fondo toda la casa y quizás había sido ella quien la había colocado en ese lugar. Agarró la muñeca y la colocó en el sofá. En ese momento se dio cuenta que estaba siendo víctima de su paranoia por los extraños sueños que tuvo durante los últimos días, decidió ir al baño y luego regresar a la cama. Al llegar al baño, notó que el grifo del lavamanos estaba abierto, por un momento se asustó, pero cerró los ojos, respiró profundo y prefirió ignorar su paranoia; metió las manos en el grifo y se lavó las manos y luego la cara, mientras pensaba que necesitaba descansar y olvidarse por completo de ese rostro que la perseguía en sus sueños. En ese instante escuchó nuevamente su nombre y al levantar la cabeza y ver al espejo, allí estaba, ese rostro, estaba nuevamente allí, no se había ido, estaba ahí frente a ella. El rostro era de una mujer que lucia un maquillaje diferente, tenia los ojos cerrados, no sabia si estaba dormida o muerta, pero el único lugar donde Marcela había visto ese rostro, era en sus sueños, no sabía quien era esa mujer
Marcela corrió hacia su cuarto gritando de miedo, no paraba de llamar a su madre, pero no veía a nadie, llegó a su cuarto y trancó la puerta con seguro, en medio de sus gritos, su miedo y su desesperación no dejaba de escuchar su nombre: Marcela, Marcela, Marcela… No reconocía la voz y no sabía quién la llamaba, se tiró en su cama y se tapó la cara con la almohada, de pronto sintió que alguien la tocaba, que intentaba agarrarla por los brazos, ella mantenía los ojos cerrados y no dejaba de gritar, seguía escuchando su nombre, pero estaba vez si reconoció la voz, era su madre, que le decía. Marcela, despierta, despierta hija por favor. Marcela abrió los ojos y al ver a su madre la abrazó y mientras la abrazaba se percató que por la ventana entraba un rayo de luz; ya había amanecido, pero, ¿cuánto tiempo tenia ella gritando? ¿cómo pudo amanecer tan rápido?
Su madre la miró y le dijo que se calmará que sólo ha tenido un mal sueño, que intentará tranquilizarte y se preparara para ir al colegio. Marcela le insistió a su madre que no era un sueño y le contó todo lo que había pasado, y la madre insistió en que si era un sueño, porque ella no había podido dormir en toda la noche por un dolor que tenía en la espalda, producto de todo el esfuerzo que hizo durante la limpieza de la casa, y que además la muñeca que ella mencionaba ya no estaba en esa casa porque ella se la había regalado a su sobrina Karina, cuando cumplió los 5 años, porque su hermana Gina no tenía nada que regalarle a su hija en esas navidades.
Marcela se quedó pensativa e intentó tranquilizarse, su madre le pidió que se bañara y se arreglara por que el desayuno ya estaba listo. Marcela obedeció a su madre; aún sentía miedo de entrar al baño, pero poco a poco notó que todo estaba en total normalidad así que por un momento se sintió tranquila.
Cuando Marcela llegó a la cocina, decidió asomarse a la sala para buscar la muñeca que ella misma había dejado en el sofá, pero no había nada. Incluso la silla mecedora de su abuela no estaba en el mismo lugar donde ella la vio. Así que, se convenció de que todo había sido un mal sueño y un poco más tranquila tomó su desayuno y se fue para el colegio.
Al llegar al salón de clases la profesora les pidió a todos que, por favor, guardaran silencio y se pusieran de pie, para recibir a la nueva directora del colegio, ya que la anterior se había retirado por su jubilación.
Marcela no lo podía creer y quedo petrificada del susto cuando vio a la nueva directora.
Era su peor pesadilla
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