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Hace un momento, para hacer más llevadero el proceso de revisar tareas pendientes de mis alumnos, puse en la TV videos de YouTube para escuchar de ruido de fondo mientras trabajo, y el primero de ellos fue una entrevista a la escritora mexicana Guadalupe Nettel, titulado "Desperdiciamos muchos años idealizando la felicidad".
Creo que tiene toda la razón, pero se queda corta en su afirmación, porque creo que desperdiciamos muchos años idealizando muchas otras cosas más: el amor, el éxito, la realización personal, y un largo etcétera.
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Cuando leí el título, y luego, cuando la escuché mencionar la frase a media entrevista, no pude evitar pensar en esa escena tan común, por la que seguramente hemos pasado muchos, de buscar algo que ya tenemos puesto, como por ejemplo nuestros anteojos, o algo que incluso tenemos en la mano y no nos damos cuenta.
Creo que eso se debe a que tenemos un problema de percepciones, y buscamos cosas que creemos que no poseemos porque no tenemos clara su forma, pensamos que se ven de cierta manera, cuando en realidad se ven de otra. Somos una especie de daltónicos emocionales que no somos capaces apreciar las características reales de lo que tenemos enfrente.
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Vivimos un mundo que nos ha pintado, y nos pinta, el amor, el éxito, la felicidad, y muchas cosas más, de cierta manera, por lo general superficial y estereotipada, a través del cine, la televisión, e incluso los libros, y nosotros sin un proceso de reflexión personal, las damos por ciertas casi sin chistar, para luego enfrascarnos en una búsqueda eterna e inútil para lograr algo, que muchas veces ya tenemos sin darnos cuenta, y que irónicamente, con frecuencia perdemos en el proceso.
Creemos que el amor es sentir siempre mariposas en el estómago, y caminar sobre nubes las 24 horas del día, y cuando aparecen las primeras dificultades nos decepcionamos, y muchas veces sin siquiera dar batalla, nos rendimos. Pensamos que el éxito es tener lo que siempre soñamos y cuando lo conseguimos, vemos que no era así, y queremos más, y más, y como el burro que persigue a la zanahoria seguimos así hasta que se nos va la vida sin conseguirlo.
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Buscamos la felicidad como si fuera el santo grial, dando palos de ciego, y le huimos al sufrimiento tomando pastillas, o cosas peores, y/o yendo al terapeuta una vez por semana para desahogarnos. ¿Cómo reconocer la luz si no conocemos la oscuridad?, ¿Como apreciar lo bueno si nunca enfrentamos y aceptamos lo malo?
Nos pasamos la vida enfrascados en búsquedas inútiles, buscándole tres pies al gato, cuando tiene cuatro, y están justo frente a nosotros. Dejemos de creernos lo que nos dicen los medios. El amor no siempre es color de rosa. El éxito no es acumular hasta el infinito. Y la felicidad no se esconde en ninguna parte, sino que está en todos lados, pero sobre todo en nosotros mismos, y es una cuestión de actitud, más que posesión.
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Para un momento y reflexiona. Así de simple, y así de difícil. Escúchate a ti mismo en vez de escuchar al entorno, y verás con más claridad. Deja de buscar tan desaforadamente, mira con cuidado a tu alrededor, y puede que te des cuenta, que así como a veces llevas puestos los anteojos que buscas, eres más feliz, exitoso, y amado de lo que crees, y no te habías dado cuenta.
©bonzopoe, 2021.
Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.
Una visión desmistificada de la "felicidad", idea que ha terminado siendo una coartada ideológica o falsamente terapéutica de la existencia. Hace poco el sabio poeta Rafael Cadenas decía en una entrevista: "No suelo usar la palabra felicidad: la encuentro muy grande para mí. Preferiría otra: naturalidad, disfrutar lo que nos guste, contentarnos sencillamente. Ya eso sería bastante, muy próximo a la serenidad." Gracias por tu post, @bonzopoe.
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Coincido con lo que plantea Rafael Cadenas, no al 100%, pero por el simple hecho de ser un entendimiento personal, e íntimo, del tan manoseado y manipulado concepto de "felicidad" me parece totalmente válido. Yo no diría que nos queda grande, diría que nos queda a la medida, y no hay que verlo como un regalo inmerecido, sino como algo natural y propio del ser humano, pero hay que verlo de manera más realista y menos idealizada. Saludos y un abrazo @josemalavem