El Violador

in GEMS3 years ago


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La lluvia era incesante, en el suelo humedecido sus huellas estaban marcadas, y ella caminaba impávida, no sabía si estaba lloviendo, no sabía si estaba mojada. Simplemente caminaba con la mirada fija en la infinidad de las brumas; que se hacían producto del respirar de la madre tierra. Tampoco se percataba que un hombre la seguía y éste con paso apurado se acercó a la dama, la tomó con violencia por el cabello, la tiró al suelo y se dispuso a violarla.

La dama de hermosa cabellera salió de la bruma y ahora si sabía que llovía y estaba empapada de agua, sus ojos claros como el ámbar se fijaron en el hombre que desgarraba su ropa. Ella no gritaba, solo estaba sumergida en una quietud pasmosa, no ofrecía resistencia, tampoco lloraba y desnuda a merced del aquel hombre fuerte, joven, bien parecido y de color trigueño, exclamo:

-No me vayas a matar, has lo que tú quieras; pero no me mates. Mis hijos me están esperando y ni siquiera les llevo comida.

El hombre se quedó mirando a la mujer, ya no tenía esa mirada llena de lujuria, se llevó las manos a la cabeza, estaba como loco o drogado; parecía que libraba una lucha interna y por primera vez la bella dama escuchó la voz del violador cuando le dijo

-Levántate, ponte la ropa y piérdete.

La mujer no creía lo que escuchaba. La miró vestirse con la ropa mojada ahora harapos.

Aún excitado miraba a la mujer vestirse y con la cabeza entre las manos, se volteó, emprendió una carrera en dirección contraria donde iba la dama y gritaba como un loco

-Perdóname, perdóname por favor.

El grito y la presencia de él se desvanecieron entre las ramas de los árboles que bordeaban la vereda; pero quedaron en la mente y el alma de Lucía. Llorando y de rodillas en el camino alzó la vista al cielo y le dio gracias a Dios exclamando

-Solo tu misericordia, bondad, amor y magnificencia, permitieron que en la lucha interna sostenida por ese hombre ganara el bien. Gracias Señor muchas gracias.

Continuó su camino a casa y los gritos de aquel hombre estaban presentes en su alma y se preguntaba ¿De dónde viene, quién es, por qué quiso violarme? Llego a la casa y la niña mayor, de 8 años de edad, la vio y le preguntó

-Mamá qué te pasó, por qué traes el vestido roto?

-Angelina no preguntes, ¿dónde está Manuel?

-Está acostado en el chinchorro que está colgado en el patio, te estamos esperando para comer, ya es tarde mamá, tenemos hambre.

Ella caminó con su hija hasta el patio y ambas se acostaron con Manuel, un niño de 5 años muy extrovertido.

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